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Liderazgo de servicioMuestra

Liderazgo de servicio

DÍA 8 DE 9

El poder para servir viene de Dios

"...sabiendo (con plena consciencia) Jesús que el Padre le había dado (poder, dominio) todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba, se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego puso agua en un lebrillo (recipiente), y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido" (Juan 13:3-5).

Jesús sabía que el Padre le había confiado todo bajo Su poder. Sabía que Dios tenía el control de Su vida y Su ministerio. Ese conocimiento fue el que precedió Su acción con la toalla y el lebrillo. Confiado en esa verdad fue que Jesús estableció el modelo que Dios les mando a realizar: servir a otros y dar su vida.

Estos hechos de fe (convición, certeza) son los que le permiten arriesgarse (asumir el rol de siervo) a servir a otros como un siervo (doulos). Solo cuando se confía en que Dios tiene el control absoluto de la vida, se puede arriesgar a olvidarse de uno mismo (descentralizar el "yo") para servir a otros. Si no se tiene esa seguridad, la opción es proteger el ego y defender los derechos propios; aferrarse egocéntricamente a uno mismo.

Jesús sabía que Su poder provenía de Dios y que Su rol está fundamentado en Dios. Por eso, se arriesgó a practicar el liderazgo de servicio, a convertirse en siervo, sin temor ni vacilación, sin deseos de reconocimiento; sabiendo que Dios controlaba y sustentaba su vida.

Con esa confianza en el control de Dios sobre Su vida, fue que Jesús tomó la toalla y lebrillo para lavar los polvorientos y sucios pies de Sus discípulos, asumiendo una postura de siervo ante ellos, sin mengua de su autoestima, autoconcepto y dignidad personal.

De esta forma, Jesús redefinió lo que hacen los líderes: satisfacen las necesidades de sus seguidores.

Día 7Día 9

Acerca de este Plan

Liderazgo de servicio

Algunos líderes espirituales pueden reflejar la forma de liderazgo del mundo, que se basa en el ejercicio del poder, en su personalidad carismática o en su nivel de conocimiento, gobernando desde la estructura jerárquica del gobierno religioso, similar al liderazgo gubernamental y corporativo. Pero, los líderes espirituales están para servir y no para ser servidos. Su propósito no es servir como símbolo de estatus ni ensalzar la posición o el rendimiento del líder. El líder no es más importante que las personas a las que sirve.

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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://vidaefectiva.com/