Liderazgo de servicioMuestra
La humildad facilita el desarrollo del liderazgo de servicio – Parte II
Jesús exhorta a desarrollar una actitud humilde, especialmente en aquellos que ha llamado al liderazgo.
La humildad potencia nuestro liderazgo
Sin humildad, carecemos de la disposición para ser vulnerables, lo cual nos aleja de la gente. Por el contrario, en la medida que se crece en humildad, se progresa en vulnerabilidad, no en el sentido de debilidad (carencia) que algunas personas le atribuyen, sino en términos de accesibilidad. La vulnerabilidad que acompaña a los humildes hace que la gente se identifique con ellas, y terminan ganándose el corazón de estos.
En la medida en que un hombre es más humilde, crece una visión más correcta de la realidad en él como consecuencia del conocimiento interno al que accede, pero a la vez, por la apertura que muestra hacia otros, lo que le permite generar una interacción más rica, fluida y contextualizada con los demás. Y todo esto redunda en una relación más profunda, abierta y fluida con los colaboradores, lo cual es esencial en el ejercicio del liderazgo; dada la premisa de que los líderes son tan efectivos como firmes, fuertes y buenas sean sus relaciones con sus colaboradores.
¿Qué es la humildad?
Significa reconocer lo que somos, sin exagerar ni minimizar; vale decir, tener una estimación real de nosotros mismos, tener una adecuada evaluación y valoración de nosotros mismos. “Es hacer una estimación correcta de uno mismo” (Charles H. Spurgeon). C.S. Lewis lo expresa con precisión: “La humildad no es pensar menos de ti mismo, es pensar menos en ti”. Esto cuadra con lo que dice la epístola de los Romanos (12:3): “Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura”. Para ser humildes, necesitamos ser honestos y realistas, conocernos y aceptarnos a nosotros mismos tal como somos.
La humildad no es debilidad, sino fuerza. La humildad refleja fuerza de carácter y dominio propio, seguridad y autoestima positiva. La humildad va unida al respeto por la persona que somos. En ese sentido, Robert Brault dice: “Pocos son humildes, porque se necesita una autoestima que pocos poseen”. Como lo expresa también Elizabeth Skoglund: “La verdadera humildad es simplemente una ausencia de concentración en la propia persona, y significa que mientras me aprecio y acepto a mí misma, no necesito demostrar excesivamente mi valía ni a mí ni a otros”.
La humildad, pues, es importante en el liderazgo, ya que es un vehículo para servir a otros. ¿Cómo enfocarse en las necesidades de otros, si se carece de humildad? En ese sentido, la humildad es la negación de nuestro egoísmo, del deseo de gratificación individualista, de la vanagloria y de la excesiva ambición personal; nace del puro altruismo, del amor hacia otros, del deseo de ayudar a otros. Es fruto del amor fraternal por las personas, que se expresa en el deseo de servir y ayudar a otros. La humildad es el vehículo por el cual viaja nuestro servicio y ayuda a otros; no podemos servir si estamos demasiado concentrados en nosotros mismos.
Acerca de este Plan
Algunos líderes espirituales pueden reflejar la forma de liderazgo del mundo, que se basa en el ejercicio del poder, en su personalidad carismática o en su nivel de conocimiento, gobernando desde la estructura jerárquica del gobierno religioso, similar al liderazgo gubernamental y corporativo. Pero, los líderes espirituales están para servir y no para ser servidos. Su propósito no es servir como símbolo de estatus ni ensalzar la posición o el rendimiento del líder. El líder no es más importante que las personas a las que sirve.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://vidaefectiva.com/