Liderazgo de servicioMuestra

Invirtiendo la pirámide

“La verdadera grandeza y el verdadero liderazgo, no se logran reduciendo hombres al servicio de uno, sino generosamente dándose al servicio de ellos” (J. Oswald Sanders).

Muchos de los modelos de liderazgo que observamos en muchas organizaciones se tratan del liderazgo de estilo piramidal, que es una especie de triángulo en el que en los niveles superiores están los que mandan (unos pocos), y en los niveles inferiores están los que obedecen (la mayoría), como el modelo militar. Y si bien es necesario una estructura jerárquica para evitar el caos, y optimizar las acciones, el verdadero liderazgo está en ser capaz de servir a otros en sus necesidades.

Jesús enseñó la necesidad de invertir la pirámide, como si los de arriba consideraran a los de abajo como sus clientes a los que servir, identificando y satisfaciendo sus necesidades. Pero este modelo de pirámide invertida fuerza al líder a asumir una nueva mentalidad (siervo), un paradigma nuevo (servicio), y a reconocer que el papel del líder no es mandar y dominar (más bien influenciar) a los de abajo, sino servirles.

Una forma visual de representar el liderazgo es mediante la figura de la pirámide, que puede resultar útil para poner en perspectiva qué se está priorizando en el liderazgo; en este caso, la gente.

Tradicionalmente, la pirámide del liderazgo se representaba con la forma habitual del triángulo con la punta arriba y la parte ancha abajo. Con esta idea, se representa un concepto de liderazgo en el que los que lideran (toman las decisiones, manejan los recursos, etc.) son una persona o un grupo reducido, y el resto de las personas se va acomodando de forma descendiente en la pirámide, según su rango. Esta es una forma de liderar vertical, basada en la jerarquía y el uso del poder.

Otra opción es invertir la pirámide, con lo que se representa al líder como un servidor. La pirámide invertida intenta revertir ese liderazgo en el que la persona con mayor rango da órdenes y es el único con voz y voto en la organización. En esta versión, la punta de la pirámide está en la base y ahí se coloca el líder como una figura que sirve: apoya, motiva, provee, inspira, capacita, ayuda...

El mundo mira el liderazgo como un asunto de autoridad. Algunos sienten que la autoridad les da el permiso de dirigir, gobernando a otros. Desde esta premisa, los líderes asumen autoridad basados en su posición, cargo o puesto, o por el poder; o gracias al carisma y personalidad.

Jesús tomó tiempo para explicar la forma de dirigir del mundo (Mateo 20:25-28). Él pronunció “No así vosotros”, y dejó en claro que los discípulos nunca deberían emplear métodos de dominio sobre otros, como la forma de liderar. En lugar de ello, los que siguen a Jesús deben ser "siervos de todos". Entonces, ponernos, al servicio de los otros es la forma bíblica de dirigir a otros. Tal vez dirigimos mejor sirviendo que mandando.

Lo cierto es que la gente sigue más a los líderes que les apoyan que aquellos que les intimidan.