Liderazgo de servicioMuestra

La humildad facilita el desarrollo del liderazgo de servicio – Parte I

Jesús narró una historia a Sus seguidores, mientras asistían a una comida en casa de un prominente líder religioso (gobernante). En la reunión, Él observó cómo los invitados buscaban los lugares de honor en la mesa principal, cerca del anfitrión. Entonces, escogió deliberadamente esa circunstancia para enseñar a Sus discípulos cómo se debían comportar referente a los lugares de honor. La lección es que es preferible humillarse para ser enaltecido por Dios.

Por eso es tan importante la humildad como atributo del liderazgo de servicio. Un principio, pues, del liderazgo espiritual es que los líderes se humillan y esperan a que Dios les exalte.

Un verdadero líder cristiano debe emular el ejemplo de Jesús (Filipenses 2:5). El término "humillar"usado en Filipenses 2:5 es el mismo usado por Jesús en la historia que les contó a Sus discípulos en Lucas 14:1,7-11. El sentido es vaciarse a sí mismo. Esta actitud demanda sujetarse en obediencia. Los líderes servidores se humillan en obediencia a Cristo.

El verdadero liderazgo comienza con un corazón humilde y una actitud de servicio.

El sometimiento a Dios es esencial para ser un líder servidor.

Ahora, el verdadero liderazgo de un líder al estilo de Jesús comienza por someterse a Jesús, siguiendo Sus enseñanzas y estilo de vida. Jesús vivió para servir a otros, pero sometido a Dios. Nadie puede ser un siervo, si no tiene un señor. No se puede ser un líder espiritual servidor, si no se tiene a Jesús como Señor (Mateo 6:24).

En materia de liderazgo, esta es una cualidad que no puede faltar, pues sin ella es difícil desarrollar una actitud de servicio. Y esto no solo tiene que ver con el enfoque de trabajar para atender y satisfacer las necesidades de los seguidores, sino porque la actitud opuesta, que puede ser el orgullo, el deseo de mandar, etc. representa un obstáculo para crecer como persona y como líder servidor, y para conectarse con los seguidores.

Peter Senge dice al respecto: “Sin humildad no podemos descubrir los prejuicios de nuestro pensamiento. Sin descubrir los prejuicios de nuestro pensamiento, no podemos ver las realidades para las que no estamos preparados. Sin ver las realidades para las que no estamos preparados, no podemos conocer cuándo nuestro mundo cambió, y nosotros debemos hacer lo mismo”. De modo que la humildad nos aporta sabiduría para cambiar, por el conocimiento real que nos aporta acerca de nosotros mismos.

La humildad nos ayuda a ver nuestra falibilidad como líderes.

La humildad nos ayuda también como líderes, porque nos permite observar nuestra falibilidad; ser conscientes de nuestros errores y limitaciones. La persona humilde tiene conciencia de sus habilidades y capacidades propias, y como no tiene nada que demostrar, está más abierta a aprender y a reconocer sus errores, así como a apreciar el valor de las otras personas. La persona humilde reconoce su falibilidad, y como tal, está dispuesta a oír las opiniones de otros y retiene las mejores. Bernhard Haring lo dice magistralmente:“Sólo el verdaderamente humilde es capaz de apreciar digna y noblemente las cualidades y ventajas del prójimo”.

La humildad facilita la empatía hacia otros.

Por otra parte, la humildad facilita la empatía hacia otros, requisito indispensable para ser un líder de servicio. La humildad facilita tener una mayor comprensión de que los demás pueden cometer errores, y esto nos ayuda a ser más comprensivos con ellos.