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Cambios Necesarios

DÍA 6 DE 9

Dos consideraciones importantes al cambiar

La naturaleza de la vida espiritual demanda cambios. Esos cambios son posibles apoyados en la vida en el Espíritu. Esos cambios son profundos y de raíz. Es posible que el corazón se vuelva amable y compasivo, aunque antes haya sido cruel e insensible. Es posible dejar de ser dominado por la amargura y la ira, y perdonar. Es posible convertirse en una persona amorosa sin importar cómo haya sido su pasado. Efesios 4:17-32 nos exhorta a cambiar. Esto requiere la interacción de dos fuerzas: la intención, determinación y acción del creyente para cambiar, y la acción de Dios a través del Espíritu Santo para habilitarnos para cambiar y operando el cambio en nuestras vidas.

Observemos algunos criterios en el proceso de cambio:

a. Cambiar con sentido estratégico

Ahora, no se trata de cambiar por cambiar, de adoptar modas, tendencias, prácticas de otros, sino de cambiar con sentido estratégico: cambiar hacia donde nos beneficia; cambiar para crecer, cambiar para mejorar. En nuestro caso, como creyentes cristianos, el sentido de dirección para el cambio es Cristo. Cambiamos para parecernos a Cristo (Efesios 4:13).

Lo más trágico que podría ocurrir es cambiar para que nada cambie, o cambiar para mal.

Cambio vs. transformación

Cambiar, en sí mismo, no garantiza la transformación. En ese sentido, conviene distinguir entre cambio y transformación. Cambiar implica mudanza y variación buscando adaptarse a una situación o entorno. A veces es un ajuste puntual. Pero la transformación conlleva una alteración fundamental y profunda en la forma de ser, pensar y actuar, y tiende a perdurar en el tiempo.

El cambio muchas veces es forzado por la necesidad, pero la transformación es voluntaria, intencional y motivada por el impulso de querer sanar, crecer y mejorar.

Para el creyente cristiano el cambio no se trata de un cambio cosmético, sino de un cambio profundo desde la vida interior (Efesios 4:24).

“No todo cambio implica una transformación, pero una transformación siempre implicará un cambio”.

La pregunta es: ¿quieres cambiar o transformarte?

b. Mientras cambias asegúrate de mantener un núcleo que no cambie.

Para cambiar con efectividad se requiere tener un núcleo fijo que no cambie, para no perder la identidad, el propósito. Ese núcleo son los principios de la Palabra de Dios (Hebreos 4:12). Sin ese núcleo fijo seriamos como un barquito sin timón, en un mar embravecido con fuertes vientos. Somos guiados por la Palabra de Dios y el Espíritu Santo en el proceso de cambio.

Pero si conservas ese núcleo que no cambia, entonces puedes cambiar las raíces (pensamiento, emociones, voluntad), lo que se expresará en las conductas.

Verdades centrales:

·No cambiamos por cambiar, sino para crecer y mejorar.

·La Biblia es una guía infalible e inerrable para orientar el cambio en nuestra vida.

·Sin la guía y empoderamiento del Espíritu Santo no es posible cambiar verdaderamente.

·Somos cambiados a la imagen de Cristo, por el Espíritu Santo. Pablo dice que durante la vida cristiana “nosotros todos […] somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor” (2 Corintios 3:18).

Día 5Día 7

Acerca de este Plan

Cambios Necesarios

Todo cambio es un proceso. No ocurre de manera abrupta. Para los creyentes los cambios suelen ser difíciles porque traen aparejados dejar atrás (soltar) muchas cosas que tienen que ver con la vida vieja. Pero Dios como buen labrador está trabajando en cada creyente a través de la poda para quitar lo enfermo, improductivo y superfluo, para así dar lugar a la sanidad, el crecimiento y el fruto.

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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://vidaefectiva.com/