Cambios NecesariosEjemplo

El objetivo de la poda es producir fruto
“Todo pámpano (rama) que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto” (Juan 15:2).
Lo natural en la vida del creyente cristiano es que haya fruto. ¿Cuál es el fruto? Comportamientos y actitudes justas y rectas, anhelos justos, deseos justos, afectos justos, virtudes justas. Esa es la manifestación de la vida de Dios. Dar fruto equivale a reproducir el carácter de Cristo en nuestras vidas.
Para eso es que hemos sido salvados. “Hemos sido salvos por gracia, mediante la fe, para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2:10).
La fe genuina se debe manifestar en frutos. Santiago dijo: “…la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma” (Santiago 4:17). Los frutos son la evidencia de la fe real. Jesús dijo: “…por sus frutos los conoceréis” (Mateo 7:16).
Por eso es necesaria la poda: para garantizar el fruto. Hay personas que se pegan a Cristo y no tienen fruto. Israel, como ejemplo de una rama que no lleva fruto, es vista en el capítulo 11 de Romanos, como una rama pegada a Dios, pero que fue cortada debido a la incredulidad y al pecado y una nueva rama, la iglesia, fue injertada.
Por eso, el Padre lleva a cabo el trabajo de podar. Él corta de manera total a todo pámpano que no da fruto para que no tome la energía de la vid, de manera inútil. Y luego son recogidos y quemados. Pero Él regresa a los pámpanos fructíferos y los limpia (poda), los purifica, para que puedan llevar más fruto. Así funciona la economía de Dios.
El Padre (el labrador) viene a nuestras vidas con un cuchillo para cortar el pecado y quitar lo superfluo. Dios corta el pecado, pero también corta lo que estorba al crecimiento (lo superfluo, innecesario, desperdicio) y quita la vida de la vid. Este es un proceso doloroso, pero necesario. Al igual que las plantas necesitan ser podadas para crecer y dar fruto, nosotros también necesitamos pasar por un proceso similar. Ser discípulos de Jesús implica dar fruto abundante en nuestras vidas. Pero, ¿cómo podemos lograr esto? La respuesta se encuentra en la poda.
Sin poda el crecimiento no se da. La poda es necesaria para la productividad y la transformación en la vida del creyente.
Verdades centrales:
- La poda en nuestras vidas puede representar situaciones difíciles, pruebas o incluso correcciones divinas.
- Al eliminar lo que nos está estorbando, Dios puede trabajar en nosotros de una manera más efectiva y producir un fruto abundante.
- Cuando damos mucho fruto, estamos glorificando a nuestro Padre Celestial y mostrando al mundo que somos verdaderos discípulos de Jesús.
- El objetivo final de la poda de Dios es producir fruto en la vida de los creyentes (Gálatas 5:22-23).
Escrituras
Acerca de este Plan

Todo cambio es un proceso. No ocurre de manera abrupta. Para los creyentes los cambios suelen ser difíciles porque traen aparejados dejar atrás (soltar) muchas cosas que tienen que ver con la vida vieja. Pero Dios como buen labrador está trabajando en cada creyente a través de la poda para quitar lo enfermo, improductivo y superfluo, para así dar lugar a la sanidad, el crecimiento y el fruto.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://vidaefectiva.com/
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