PERLAS DIARIAS DE GRACIA - Semana 3Muestra

DÍA 6 -Renuncia a la ley «Esfuérzate más»

Cantar de los Cantares 2:3b-4

1 Pedro 2:9-10

Gálatas 4:1-11

1 Juan 1:6

Salmo 16:5-11

Dios puso un estandarte sobre tu cabeza. Dice «AMOR». Cambió nuestros sucios harapos por la hermosa vestimenta de gracia extravagante adecuada para la realeza. Cuando aceptamos Su regalo de salvación, las manchas de culpa son lavadas. Nuestro Santo Dios nos declara inocentes. Él no solo se refiere a nosotros como Su novia vestida de lino blanco, sino que también nos sienta a Su diestra en el reino celestial, un lugar de gobierno y autoridad.

Tenemos un documento espiritual genuino que dice: «No debes nada; fue pagado en su totalidad».

Cuando Cristo pagó por nuestros pecados, hace más de dos mil años, aún no habíamos nacido. Cada uno de nosotros estaba en el futuro, ¡así que Él ya ha cubierto todos nuestros pecados del mañana también! ¡Asombroso!

Pero ¿alguna vez te has preocupado por no ser lo suficientemente bueno? ¿Te sientes culpable de no ser un mejor cristiano y crees que deberías serlo? En la gracia de Jesús, encontramos la libertad de estas cadenas.

¡La preocupación y la culpa, incluso por las cosas espirituales, revelan una falta de fe! También nos llevan a ser conducidos, como un hámster que corre sobre una rueda sin fin. Nos esforzamos más, pero no avanzamos y, finalmente, nos damos por vencidos en la desesperación. ¡Qué agotador!

Pero, Jesús nos libera de esta rutina. Solo necesitamos confiar en lo que Él hizo y dejar de tratar de hacerlo nosotros mismos. ¡Cristo te acepta! Dios se deleita en ti porque estás en Cristo.

Si Jesús pagó por nuestros pecados en su totalidad, ¿podemos simplemente enloquecer y hacer lo que queramos? Ciertamente somos capaces de eso, pero ¿por qué lo haríamos? Aunque nuestra salvación está intacta, continuar eligiendo caminos pecaminosos obstaculizarán nuestra comunión con el Padre. Como dice Gálatas 4:6, Dios nos ha hecho Sus hijos.

¿Por qué volver a los débiles y miserables principios de servirle esforzándonos más? No confíes en tu propia fuerza. Disfruta de Su fuerza en ti.

Pausa para reflexionar:

El regalo más hermoso es nuestra relación con nuestro Padre celestial. El Padre anhela nuestra comunión, no un servicio de esclavo. Examina tu punto de vista sobre esta relación.¿Qué condiciones te has puesto para tratar de sentirte digno de Su amor?

Dios te invita a dejar de «esforzarte más». Confía plenamente en Jesús y cree que Dios está complacido contigo en Cristo.

Oremos:

Señor, renuncio a esforzarme más para obtener lo que ya tengo plenamente en Cristo: tu aceptación. Dependo de tu Espíritu para vivir con gozo mi libertad, incluyendo el poder de obedecerte.