PERLAS DIARIAS DE GRACIA - Semana 2Ejemplo

DÍA 1

Génesis 3:6-13

1 Samuel 16:7

Juan 3:16

Efesios 1:4-5

Romanos 5:8

¿Qué te causa vergüenza?

¿Por qué estás leyendo esto? ¿Qué está sucediendo dentro de tu corazón que te lleva a la acción? ¿Qué te motiva?

Dios quiere que el amor nos motive.

Dios derramó generosamente su gracia sobre nosotros. Por amor, él entregó a su único Hijo quien dio su vida por nosotros y nos adoptó en su familia. De la misma manera Dios quiere que nuestra motivación sea el amor.

A Dios le importa lo que hacemos, pero también le importa por qué lo hacemos. Como dice 1 Samuel 16:7, la gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón. Dios quiere que estemos motivados por amor a él y no por falsos motivadores.

Esta semana, veremos cómo liberarse de la vergüenza, un típico falso motivador que dirige silenciosamente la vida de muchas personas.

En Génesis 3:6, Adán y Eva comieron el fruto que Dios les había dicho que no comieran. El siguiente versículo dice: «En ese momento los ojos de ambos fueron abiertos y tomaron conciencia de su desnudez. Por eso, para cubrirse entretejieron hojas de higuera».

La vergüenza está presente a lo largo de todo el versículo, aunque nunca se menciona. ¿Qué sintieron cuando vieron su desnudez? Vergüenza. ¿Por qué trataron de encubrirse? Por vergüenza.

La vergüenza todavía nos hace encubrirnos, escondernos o retirarnos. Nos separa de las personas porque nos alejamos. Sin embargo, nuestros intentos de encubrirnos son tan inútiles como los de Adán y Eva. Cuando oyeron que Dios se acercaba a ellos, perdieron toda confianza en sus ropas de hoja de higuera y corrieron a esconderse.

¿Cuántas veces también nos hemos escondido, tal vez guardando silencio cuando sabemos que debemos hablar? Evitamos a una persona o situación en particular. Trabajamos arduamente para mantener a las personas a distancia. Todo está motivado por la vergüenza.

Dios ofreció una mejor solución a la desnudez de Adán, proveyéndoles prendas de piel para que las usaran. Dios también nos da una mejor solución que la de encubrirnos y permitir que la vergüenza nos controle. ¡Él nos ofrece la libertad!

Sin embargo, antes de abrazar esta libertad de la vergüenza, primero debemos identificar qué es lo que nos hace sentir vergüenza.

Haz una pausa por un momento. Pídele al Espíritu Santo que te ayude a entender qué es lo que te causa vergüenza. No trates de eludirlo o justificarlo. Reconoce lo que te avergüenza. Sé honesto acerca de tu fuente de vergüenza.

Pausa para reflexionar: Escucha lo que el Espíritu Santo trae a tu mente. Escribe tus fuentes de vergüenza. Dispón tu corazón para lo dice Dios en su Escritura esta semana mientras aprendemos a vencer la vergüenza.

Oremos: Espíritu Santo, ayúdame a identificar las fuentes de vergüenza en mi vida. Quiero alejarme de la vergüenza esta semana para que pueda estar motivado completamente por el amor hacia ti.