PERLAS DIARIAS DE GRACIA - Semana 1Muestra

DÍA 6

Juan 14:15-24

1 Juan 4:7-21

1 Corintios 13:1-3

Si me amas

El hijo pródigo ha regresado, su padre le ha dado la bienvenida y la fiesta ha terminado. ¿Qué sigue? ¿Qué harías tú? Jesús no dijo lo que sucedió después, pero después de una restauración tan fantástica, estoy seguro de que el joven estaba encantado de retomar sus antiguos deberes. No porque tuviera que hacerlo, sino porque quería, por amor.

El amor nace de la gracia.

Las palabras de Jesús en Juan 14:15 son sorprendentes: «Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos». Instintivamente, tocaron una fibra sensible para nosotros; no nos gusta que los demás nos digan lo que tenemos que hacer. Pero eso no es lo que Jesús está diciendo. Él no está usando el chantaje emocional para hacernos obedecerle. Simplemente está afirmando un hecho. Si me amas... me seguirás.

Como padre de tres hijos de espíritu independiente, pensé que esta conexión entre el amor y la obediencia podría valer la pena. «Cuando les dije que hicieran algo», les pregunté: «¿Por qué me obedecen?» Me miraron sin comprender antes de responder: «Bueno, en realidad no obedecemos, ¿verdad? A menos que sea para tener más tiempo frente a la pantalla». Al menos son honestos. A decir verdad, hay momentos en los que mi respuesta a Jesús se parece más a la respuesta de mis hijos, aunque me cueste admitirlo.

Pero lo grandioso es que no se trata de esforzarse más por amar a Jesús. Si nos enfocamos en nuestros esfuerzos, nos quedamos atrapados en la culpa o el orgullo. Al centrarnos en lo que Jesús ha hecho, naturalmente obedecemos por amor. Dios dice que solo podemos amarlo porque Él nos amó primero.

Pablo tampoco se anda con rodeos en sus palabras hacia los Corintios. Dice que nada de lo que hacemos puede tener valor sin ese amor. Nuestros mayores actos de fe, nuestro mayor sacrificio y nuestra generosidad son vacíos si no estamos motivados por el amor.

Lo que nos motiva importa, y solo el amor cuenta a los ojos de Dios.

Pausa para reflexionar: Examina tus motivaciones. ¿Es el amor lo que te impulsa, o algo más, un deseo de complacer a los demás o tal vez ganar importancia? Invita al Espíritu Santo a que te ayude a buscar su inmenso amor por ti, para que seas libre de amar a los demás.

Oremos: Padre, gracias por amarme eterna, libre, permanentemente y sin condiciones. Abrazo tu amor por mí para poder obedecerte por amor.