Hijo de amorMuestra

Profecía de un futuro brillante

Una vez creí sinceramente que mi vida se iba a encaminar según las terribles circunstancias de mi infancia. Nací fuera de un matrimonio y en la pobreza. Pero nuestro Padre Celestial tenía otros planes para mí. Mi destino de fracaso se convertiría en uno de victoria.

Mi vida cambió cuando Dios se reveló a mí. El cambio no se produjo de la noche a la mañana. Fue necesario que aprendiera lo que enseña la Biblia, que cambiara mi forma de pensar y que aplicara los principios bíblicos en mi vida. No fue mediante un proceso mágico o instantáneo, sino a través de una serie de decisiones diarias de seguir el camino estrecho que es el propio Jesucristo.

A los diecisiete años, dirigía la alabanza y la adoración en un servicio de aniversario de la iglesia a la que asistía. Cuando terminé, como era mi costumbre, me arrodillé ante el altar para dar gracias a Dios por ayudarme a cumplir aquel ministerio en particular. De repente e inesperadamente, el predicador que había sido invitado a hablar se levantó y dijo en voz alta: «Dios me está mostrando que tenemos que orar por este joven».

A través de él, Dios dijo que mi vida pronto sería victoriosa. En aquella época, uno de los evangelistas más reconocidos en todo el mundo era el puertorriqueño Yiye Avila. La profecía hablada sobre mí fue ésta «¡Alcanzarás a más gente con el Evangelio que el propio Yiye Ávila! Pero debes ser humilde como una paloma, astuto como una serpiente y fiero como un león».

Con el paso de los años, siempre he tenido presente aquella palabra profética que me fue dada. En cada etapa de mi vida ha habido crecimiento y cumplimiento, pero siempre seguidos de un paso aún mayor y más desafiante. Hoy formo parte del equipo de OneHope, que influye en la vida de millones de niños y jóvenes, e incluso de familias enteras, a través de su ministerio con la Palabra de Dios. Son personas que, como yo, están cambiando su destino hacia una vida victoriosa a través de Jesucristo.

Padre Dios, tus planes para mi vida son mayores de lo que jamás podría imaginar. Ayúdame a ser paciente y fiel mientras veo cómo se desarrollan tus planes. Ayúdame a crecer en el conocimiento de tu Palabra. Ayúdame a crecer en carácter para parecerme más a tu Hijo. Deja que tu Espíritu guíe mis pasos.