LO QUE UNA MUJER BUSCA EN UN HOMBREMuestra

La provisión de Booz

Un nuevo día en la vida de la esforzada Rut recogiendo y juntando trigo tras los segadores entre las gavillas desde muy temprano en la mañana y hasta el final del del día sin descasar ni por un momento era sin duda un trabajo de mucho esfuerzo; sin comer, ni beber. Todo esto era del conocimiento de Booz ya que sus mismos trabajadores le habían relatado la determinación de esta mujer.

Como esta joven moabita, existen muchas mujeres esforzadas y trabajadoras y que, a pesar de que son muy capaces en producir el sustento para su familia, Dios creó al hombre con un diseño extraordinario de provisión. Miremos la gracia de Booz hacia ella:

“Y Booz le dijo a la hora de comer: Ven aquí, y come del pan, y moja tu bocado en el vinagre. Y ella se sentó junto a los segadores, y él le dio del potaje, y comió hasta que se sació, y le sobró” (Rut 2:14).

Nunca Rut le dijo que tenía hambre o sed. Los hombres llenos de bondad siempre podrán notar la necesidad de una mujer para suplirla. Este gesto fue algo que salió del corazón de Booz, tal como lo haría un buen hombre; y es que la generosidad siempre será una cuestión del corazón. Leamos este verso:

“Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mateo 6:21).

El corazón de un hombre estará siempre en aquello que cuidan y sustentan. Lo que realmente tiene su atención y por lo cual están cautivados será aquello a lo que le inviertan su tiempo y su dinero. Si una mujer es el tesoro de un hombre, sin duda él la sustentará con amor y completa disposición.

Este mandamiento reposa en las escrituras para que el hombre tenga esta misericordia con la mujer.

“Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia” (Efesios 5:29).

Estando Rut en la era con Booz, una vez más, él tiene cuidado de proveerle.

“Después le dijo: Quítate el manto que traes sobre ti, y tenlo. Y teniéndolo ella, él midió seis medidas de cebada, y se las puso encima; y ella se fue a la ciudad” (Rut 3:15).

Booz le dice que extienda el manto que traía para cubrirse a fin de poner sobre el trigo que sirviera para sustentarla a ella y a su suegra, pero la motivación de su corazón queda completamente descubierta en el siguiente verso:

“Y dijo: Estas seis medidas de cebada me dio, diciéndome: A fin de que no vayas a tu suegra con las manos vacías” (Rut 3:17).

Un hombre proveedor sustentará a la mujer sin necesidad de que ella siquiera le pida, pues él mismo suplirá todo lo que a ella le falte, conforme a su compromiso, haciendo incluso una proyección de toda su carga para aliviársela y hacerle la vida más ligera.

Un hombre proveedor jamás te dejará con las manos vacías.

Booz fue para Rut como el Señor Jesucristo cuando estamos agotados de llevar toda la vida sobre nuestros hombros solos. Veamos este pasaje:

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).

En el momento que esta joven pobre, trabajada y cargada conoció a Booz, toda su vida fue aliviada. Esto es una relación de valor.

Un buen hombre estará complacido ayudándote a cumplir tus sueños, haciéndolos realidad, interesándose por todas aquellas cosas y personas por los cuales ella también ama; utilizando las capacidades de liderazgo dadas por Dios para servirle y ser el soporte financiero.

Una mujer busca un hombre proveedor.