LO QUE UNA MUJER BUSCA EN UN HOMBREMuestra

El consuelo de Booz

Seguramente, ya estás adentrada en esta fascinante historia y te has identificado con la humilde moabita. Lo cierto es que Dios diseñó el corazón de la mujer delicado y sensible, lo que la hace ser como un vaso frágil de partir. Es por esto que sus emociones muchas veces son un torrente caudaloso inentendible.

Recuerden que Rut está en esa situación de angustia y su corazón está afligido, pensando qué será de su vida, pero estas son las palabras que Booz declara a esta mujer, al enterarse de su condición y el gran sacrificio que estaba haciendo esta chica en esta tierra foránea para sostener también a su anciana compañera.

Veamos las palabras de Booz:

“Y respondiendo Booz, le dijo: He sabido todo lo que has hecho con tu suegra después de la muerte de tu marido, y que dejando a tu padre y a tu madre y la tierra donde naciste, has venido a un pueblo que no conociste antes. Jehová recompense tu obra, y tu remuneración sea cumplida de parte de Jehová Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte” (Rut 2:11-12).

¡Cuán valioso es en tiempos de sequía un poco de bondad de un hombre hacia una mujer! ¡Cuánto bien pueden hacer unas amables palabras en el corazón de una mujer atribulada y cargada! Las motivaciones de Booz son honestas y santas, llenas de amor verdadero, tal como lo hizo Jesús con la mujer samaritana en el pozo de Jacob.

Esta es la respuesta que ella le da:

“Y ella dijo: Señor mío, halle yo gracia delante de tus ojos; porque me has consolado, y porque has hablado al corazón de tu sierva, aunque no soy ni como una de tus criadas” (Rut 2:13).

¡Sin duda, este fue un gran día para Rut!

Una mujer anhela un hombre que pueda consolar el corazón de ella cuando sea necesario, que esté interesado en tomarse el tiempo para saciar sus necesidades emocionales. Es por esto que Dios les pide a los hombres este mandamiento:

“Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas” (Colosenses 3:19).

Algunas lenguas parecen tan ásperas, tan cortantes, con tan poca pulitura como una superficie rugosa de piedra desigual con palabras duras como golpes de espadas, pero otras parecen traer sanidad.

“Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; mas la lengua de los sabios es medicina” (Proverbios 12:18).

Una mujer quiere un hombre que sepa apacentar su corazón.