Lectura Con El Pueblo De Dios - 4Muestra

Vivir con seguridad

"Él también vela por mí de tal manera que no se me caiga un cabello de la cabeza sin la voluntad de mi Padre que está en los cielos..."

Vivir en la certeza del cuidado vigilante de Dios cambia la forma en que abordamos la vida. Nos llena de paz saber que nuestro Padre Celestial está íntimamente involucrado en cada detalle. Esta certeza nos permite enfrentar las incertidumbres con confianza, sabiendo que nunca estamos fuera de Su cuidado amoroso.

El salmista capta esto bellamente en el Salmo 121: "El Señor te guardará de todo mal, él velará por tu vida; el Señor guardará tu entrada y tu partida, ahora y para siempre" (Salmo 121:7-8). Esta promesa es un poderoso recordatorio de que la protección de Dios es constante y completa.

Considera las áreas de tu vida en las que necesitas experimentar el cuidado vigilante de Dios más profundamente. Ore por una mayor conciencia de Su presencia y para que la confianza confíe en Su guía y protección.

Abraza la paz que viene de saber que siempre estás bajo Su mirada vigilante. Deja que esta certeza moldee tus pensamientos, acciones y respuestas a los desafíos de la vida, descansando en el conocimiento de que tu Padre celestial te ama y cuida profundamente.

La oración de iluminación de hoy:

Padre Celestial, gracias por Tu inquebrantable vigilancia sobre cada aspecto de mi vida. Ayúdame a vivir en la seguridad de Tu cuidado amoroso, sabiendo que nunca estoy fuera de Tu mirada protectora. Aumenta mi conciencia de Tu presencia y profundiza mi confianza en Tu guía. En el nombre de Jesús. Amén.

Reto de memorización del mes:

Catecismo de Heidelberg Preguntas y respuestas 1

Pregunta 1 ¿Cuál es tu único consuelo en la vida y en la muerte?

R1. Que no soy mío, sino que pertenezco, en cuerpo y alma, en la vida y en la muerte, a mi fiel Salvador, Jesucristo.

Él ha pagado completamente por todos mis pecados con su preciosa sangre, y me ha liberado de la tiranía del diablo. Él también vela por mí de tal manera que ni un cabello puede caer de mi cabeza sin la voluntad de mi Padre que está en los cielos; De hecho, todas las cosas deben cooperar para Mi salvación.

Porque le pertenezco, Cristo, por su Espíritu Santo, me asegura la vida eterna y me hace estar totalmente dispuesto y listo desde ahora para vivir para él.