Lectura Con El Pueblo De Dios - 4Muestra

La Obra del Espíritu Santo

"... Cristo, por su Espíritu Santo, me asegura la vida eterna...".

El Espíritu Santo juega un papel crucial en nuestras vidas como creyentes. Él es el que nos lleva a la fe, nos asegura nuestra salvación y nos da poder para vivir para Cristo. Jesús prometió a sus discípulos: "Y yo rogaré al Padre, y él os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre" (Juan 14:16).

El Espíritu Santo es nuestro Ayudador, Consolador y Guía. Él nos guía a toda la verdad, nos convence de pecado y nos ayuda a crecer en santidad. Su presencia dentro de nosotros es un recordatorio constante del amor y la fidelidad de Dios, asegurándonos que pertenecemos a Cristo y que nuestro futuro está asegurado.

Reflexiona sobre el papel del Espíritu Santo en tu vida. ¿Cómo has experimentado Su guía, consuelo y empoderamiento? Dedique tiempo a reconocer Su presencia y a buscar Su guía en sus decisiones diarias. Permítele que te llene de Su paz y gozo, sabiendo que Él está contigo siempre.

En oración, agradece al Espíritu Santo por Su obra en tu vida. Pídele que te ayude a ser más consciente de Su presencia y que te guíe en todo lo que hagas. Entrega tus planes y deseos a Él, confiando en que Él te guiará de acuerdo con la voluntad de Dios.

La oración de iluminación de hoy:

Espíritu Santo, gracias por obrar en mi corazón para hacerme estar dispuesto a vivir para Cristo. Ayúdame a rendirme a Tu guía y a desear Tu voluntad por encima de todo. Transforma mi corazón y alinea mis deseos con los tuyos. En el nombre de Jesús.Amén.

Reto de memorización del mes:

Catecismo de Heidelberg Preguntas y respuestas 1

Pregunta 1 ¿Cuál es tu único consuelo en la vida y en la muerte?

R1. Que no soy mío, sino que pertenezco, en cuerpo y alma, en la vida y en la muerte, a mi fiel Salvador, Jesucristo.

Él ha pagado completamente por todos mis pecados con su preciosa sangre, y me ha liberado de la tiranía del diablo. Él también vela por mí de tal manera que ni un cabello puede caer de mi cabeza sin la voluntad de mi Padre que está en los cielos; De hecho, todas las cosas deben cooperar para Mi salvación.

Porque le pertenezco, Cristo, por su Espíritu Santo, me asegura la vida eterna y me hace estar totalmente dispuesto y listo desde ahora para vivir para él.