Frente Al EspejoMuestra

El control

Algo muy común entre las personas que padecen algún trastorno alimenticio es el deseo de tener el control. Las personas que luchan con la anorexia y la bulimia buscan tener el control de lo que comen para así tener el control de su propio peso.

Lo mismo ocurre con las personas que padecen de vigorexia (preocupación excesiva sobre su masa muscular), o quienes sufren de ortorexia (preocupación excesiva por alimentos saludables). Cuando hay una obsesión por temas de peso, salud o imagen física, es donde debemos tener cuidado y comenzar a actuar.

Consciente o inconscientemente se busca tener el control. El ser humano es así, en diversas situaciones busca que todo esté bien y piensa que la mejor forma de hacerlo es controlando todo a su alrededor. Pero la realidad es que nosotros no somos omnipotentes, omniscientes ni omnipresentes como para tener el control de todo.

Cuando tenia 15 años me diagnosticaron con fibroadenomas. Tumores no cancerígenos pero que pueden llegar a crecer y traer mas problemas. Durante muchos años mantuvieron su tamaño, pero cuando cumplí 25 años, los fibroadenomas comenzaron a crecer demasiado. El Señor me ayudó a tratarlos con un profesional del metabolismo. Arreglando lo que comía, se logró un buen balance hormonal y los fibroadenomas ¡disminuyeron de tamaño!. Pero después de eso, comenzó una pequeña obsesión en mí por la comida que podía y no consumir. Revisaba cada etiqueta buscando ingredientes perjudiciales para la salud y evitaba salir con amigos o familia porque no sabía cómo cocinarían lo que me comería.

Lo que una vez me ayudó me estaba afectando. Pero no era la comida sana el problema, era mi miedo a que los fibroadenomas crecieran de nuevo.

Quise tomar el control de todo lo que comía, pero esa obsesión estaba tomando el control de mi mente. Hasta que me di cuenta que no debía ser así. Claro, yo debía hacer mi parte cuidando mi alimentación, pero que, por sobre todo Dios es quien tiene El control de mi vida. Yo debía ser responsable y cuidar de mi cuerpo, pero con la motivación correcta y sin temor.

Dios tiene el control, y nosotros debemos descansar en eso.

Sea cual sea tu problema o presión, Él tiene el control. Pídele que te ayude a sanar, que te dé sabiduría, que te dé descanso y que te ayude a verte como Él te ve. Que puedas confiar plenamente en Él y en lo que está haciendo.

Suelta el control porque aferrarte a él no te dejará depender del Señor.

Podremos confiar más en Él cuando le conozcamos más y más.