Frente Al EspejoEjemplo

El punto de partida

Hay una diferencia entre la vanidad y el cuidado de tu salud. Puede parecer lo mismo cuando vemos a personas cuidar los alimentos que consumen, los productos que usan o incluso el ejercicio que hacen. Pensamos que todo eso solo los llevará a la vanidad, y que no deberían preocuparse tanto por esos temas.

Pero, el problema no está en ver qué consumimos o si nos ejercitamos. El problema está cuando el motivo del corazón se enfoca únicamente en glorificarse a uno mismo.

Cuando buscamos una mejor figura para llamar la atención, sentirnos atractivos o llenar un vacío interior; trabajaremos en vano porque nunca estaremos satisfechos. Podemos alcanzar una meta, pero siempre habrá otra más adelante, porque siempre habrá alguien más atractivo o con más cosas materiales que nosotros. Correremos tras lo vano, desperdiciaremos nuestra vida intentando ser alguien; y a la final, veremos que no era lo que realmente importaba en la vida, pero ya será demasiado tarde.

Por otro lado, cuando buscamos cuidar nuestro cuerpo para glorificar al Señor, ahí sí tendremos un buen propósito. No solamente porque el cuerpo es el templo del Espíritu Santo, sino porque Dios nos creó y nos dio un cuerpo perfecto con capacidades asombrosas.

Así como cuidamos el ministerio que nos dio o cualquier otra cosa, así mismo el cuidar de nuestro cuerpo es una forma de honrarle a Él.

El cuerpo es perfecto pero tiene un dueño que lo descuida demasiado (nosotros).

¿Cuánto tiempo pasamos saciando nuestros propios deseos al estar horas y horas frente a la pantalla? ¿Cómo nos afectará en un futuro el consumir tanta comida procesada solo por saciar nuestros antojos?

Cuando cuidamos nuestro cuerpo con la motivación correcta, adoramos a Dios, porque ponemos nuestro enfoque en agradarle a Él y no a los demás o a nosotros mismos.

¿Cuál es tu motivación para hacer lo que haces?