Frente Al EspejoMuestra

Agradando al espejo

Honestamente, cuando te ves al espejo, ¿qué ves?

¿Qué piensas sobre ti cuando ves fotos de otros en redes sociales?

Cuando ves el cabello que te gustaría tener, la ropa o incluso la forma de nariz que siempre has anhelado. Cuando ves aquello que durante años has intentado obtener para sentirte pleno y seguro de ti mismo, pero que aún no logras. ¿Qué ves al espejo cuando ese estándar de belleza aún no lo has alcanzado?

Con esto no quiero hacerte sentir mal, sino que puedas darte cuenta que, si al verte al espejo, hay una insatisfacción por lo que ves, entonces es momento de hacer algo para cambiarlo.

Examinando mi corazón

Aún siendo cristianos, es posible que enfrentemos problemas de autoestima. Ya sea el sentirse superiores o inferiores a los demás, ambos muestran un problema del corazón. El hecho de sentirse bien solo por ser más atractivo que alguien, es igual a sentirse mal por no tener lo que otros tienen. Basamos nuestro valor de acuerdo a lo que poseemos (física o materialmente). Pero, nuestra identidad no debe depender de ello.

Hace un tiempo luché con problemas de autoestima. Solo veía mis defectos ante el espejo y cada día me sentía más y más insatisfecha conmigo misma. Toda mi atención se fijó en hacer feliz a mi espejo, pero entre más lo intentaba, más me daba cuenta que había algo que no andaba bien, y necesitaba arreglarlo.

El primer paso para ser libres de esa presión que nos hemos puesto, es estar dispuestos a ser examinados por el Señor. Es no conformarnos con este estilo de vida que hemos creado, más comenzar a hacer algo al respecto. El Señor será quien cambiará nuestro corazón, pero debemos estar dispuestos a ello. Ser transparentes con Él y pedirle su ayuda.

Ora y abre tu corazón, entrega tus pensamientos y sentimientos al Señor; porque este camino de alcanzar la perfección física es demasiado cansado y desbastador. Más el camino de Cristo es ligero y su yugo fácil de llevar.