Atascado en reversaMuestra

Cómo enfrentar los desvíos y los obstáculos en el camino

Las pruebas y las presiones de la vida pueden convertirse en obstáculos para el plan que Dios tiene para cada persona. Israel se encontró con un gran obstáculo cuando se acercaban al mar Rojo. Solo tenían un par de opciones. Podían quedarse donde estaban, en la orilla, y ser matados o recapturados por el ejército egipcio; o podían avanzar hacia el agua y confiar en que Dios les abriría el camino.

Hay muchas ocasiones en la vida en las que nos sentimos bloqueados por todas partes. No sabemos en qué dirección girar. Cuando esto sucede, solo hay una cosa que hacer: orar. Esto fue muy cierto en el caso de Israel, ya que sus enemigos se abalanzaban sobre ellos. Moisés y el pueblo clamaron a Dios, pero sus gritos eran de pánico y no de fe en un Dios omnisciente y todopoderoso. “Entonces dijo el Señor a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que se pongan en marcha. Y tú, levanta tu vara y extiende tu mano sobre el mar y divídelo; y los hijos de Israel pasarán por en medio del mar, sobre tierra seca” (Éxodo 14.15, 16).

Los sentimientos de temor y desesperanza pueden paralizarnos e impedirnos avanzar y hacer lo que Dios nos ha llamado a hacer. Él dio a Moisés una visión de su plan. Le dijo que iba a endurecer aún más el corazón de Faraón para que se viera obligado a seguir al pueblo de Dios para destruirlo.

Pero este enemigo que los perseguía nunca se acercaría lo suficiente para hacerles daño. ¿Por qué permitió Dios que el enemigo siguiera a Israel? Por una razón: quería que vieran su poder desplegado y entendieran que no hay Dios como Él. Quería que Israel dependiera solo de Él. Este es su objetivo para cada uno de nosotros.

No hay nada en su Palabra que nos diga que vivir para Él será fácil y libre de problemas. De hecho, lo contrario puede ser cierto. A menudo, Dios nos permite enfrentar pruebas, desvíos y obstáculos para fortalecer nuestra fe y recordarnos su obra personal en nuestras vidas. Si la vida estuviera libre de problemas y angustias, tendríamos la tentación de pensar que no lo necesitamos. Pero sí lo necesitamos, no solo de vez en cuando, sino en cada momento de cada día. Necesitamos saber que Él está cerca y que nos está guiando.

La nación de Israel no había aprendido esto. Por eso Dios envió una nube delante de ellos para guiarles durante el día y una columna de fuego detrás de ellos por la noche. Quería que su pueblo supiera que Él estaba con ellos, y les dio evidencia física de esto. Hoy, nos ha dado el Espíritu Santo, que reside dentro de la vida de cada creyente. Él es nuestro guía infinito, consolador, y el que nos guía hacia adelante en la verdad divina (Juan 16.13).

Sea lo que sea que usted esté enfrentando hoy, sepa que Dios siempre está a su lado. Él le está guiando en todos los obstáculos y desvíos de la vida, abriendo un camino para que pueda viajar a través de lo que parecen ser circunstancias imposibles. La pregunta es: ¿tiene usted fe en Él para que le ayude?