Atascado en reversaMuestra

Restaurados por la gracia

Inmediatamente antes de contar la parábola del hijo pródigo, el Señor Jesús relató la historia de la oveja perdida (Lucas 15.4-7). Estaba preparando el escenario para la historia del amor eterno y la restauración de Dios. El Señor se regocija con el sonido de nuestro arrepentimiento porque sabe que cuando nos volvemos a Él, estamos cultivando un corazón receptivo a sus principios y su verdad.

Cuando no estamos dispuestos a someternos a la autoridad de Dios, el pecado nos ata. En vez de estar bajo el gobierno de Dios, estamos siendo gobernados por las mismas cosas que nos mantienen atados en la oscuridad. Podríamos enumerar aquí muchas cosas que permitimos que ocupen el lugar que solo Dios debería ocupar en nuestros corazones. Gracias a Dios, Él nos ofrece libremente su gracia, la cual cubre todos nuestros pecados y nos libera de su esclavitud.

La persona que se acude con toda sinceridad a Dios nunca es rechazada. Él anhela darnos otra oportunidad de abandonar nuestros deseos egoístas para vivir por completo para Él. No tenemos la menor idea de lo que Dios puede hacer en nuestras vidas si nos entregamos a Él. El potencial es infinito porque nuestro Padre celestial es infinito en poder y solo desea lo mejor para nosotros.

Por lo tanto, si usted ha estado alejado de Dios por mucho tiempo o encuentra que ha recorrido un largo camino en la dirección equivocada, deténgase y recuerde estas tres verdades importantes:

1. Usted nunca puede correr más rápido que Dios. No importa cuán lejos corra, Dios sabe exactamente dónde está, y su amor por usted permanece constante (Salmo 139.4-10).

2. Su pecado nunca podrá anular la gracia de Dios. Él nunca le mirará y pensará: Tu pecado es demasiado grande... No puedo seguir amándote. El deseo de Dios es que no ceda a la tentación. Él sabe lo que el pecado hará a su vida, en especial a su corazón. Nada es más poderoso que su gracia y su capacidad de amar. Y nada es más grande que su amor por usted.

3. Dios quiere que usted vuelva a Él. Dios está observando, esperando y anhelando que nos volvamos a Él. E incluso si usted no se ha extraviado, su deseo es que se acerque cada vez más a Él.