No hay otro nombre

Jesús es la piedra desechada por ustedes los constructores, pero que ha venido a ser la piedra angular. En ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos sersalvos (Hechos 4:11-12).

En el mundo de la construcción, si estás familiarizado con él, se requiere de una cimentación o estructura que tiene que estar sostenida a una base de concreto o zapatas que anclen o amarren la estructura, tanto para una casa sencilla como un rascacielos. Si no está cimentada, debido al peso de los materiales simplemente se va a colapsar, ya sea por el viento, un terremoto o cualquier otro fenómeno natural.

En la antigüedad no se conocía el acero para hacer varilla ni el concreto. Usaban técnicas de construcción por medio de arcos que iban sosteniendo el peso. Desde un canal para transportar agua, hasta el Coliseo Romano que hasta el día de hoy sigue de pie, se sostenían gracias a los arcos. En la parte central iba una piedra llamada piedra central, que al colocarse amarraba la estructura para evitar que se colapsara. Quizá te preguntarás: «¿Qué tiene que ver toda esta explicación con mi vida?». Esta es mi pregunta: «¿En qué o en quién te has apoyado?». Porque aún Albert Einstein bien dijo: «El hombre es el arquitecto de su propio destino».

Cuando estamos conscientes de que internamente estamos quebrantados, en nuestras emociones y con un corazón roto por el pasado, cualquiera que haya sido, necesitamos empezar a reconstruirnos. Pero si eres el arquitecto de tu propio destino, ¿cómo estás fundamentando tu vida? Porque si Jesús es la Piedra Angular para la salvación de mi vida, ¿por qué habría de desecharla? Si esa piedra que es la angular para edificar nuestra vida y que no hay ninguna otra en todo el Universo como ella, ¿por qué no instalarla en el centro de mi ser? Cada hombre y mujer están en la búsqueda de respuestas a su existencia para edificar su vida o asegurarla para una eternidad. Basan esa búsqueda en sus costumbres religiosas o filosóficas, pero omitiendo la única Piedra Angular que tiene un nombre, Jesús.

Tú tomaste esa decisión hace unos días, poco antes de empezar a leer este devocional. Sólo en Jesús tenemos el perdón de nuestros pecados, ¡sólo Él recibió en su cuerpo el castigo que tú y yo nos merecíamos! ¡Sólo Él nos limpia, nos salva, nos restaura y nos da vida eterna!

Si hoy has comprendido el regalo que Jesús te ofrece y quieres colocarlo como la Piedra Angular de tu ser, la que te sostiene y te da apoyo en esta vida y por la eternidad, repite con todo tu corazón esta oración: Señor, reconozco que he pecado y estoy arrepentido. Por favor, entra en mi interior, limpia mi ser y habita en mí. Quiero que seas mi Salvador, mi Señor, mi dueño, ¡mi todo! ¡Muchas gracias, Señor!

Recuerda, es en la Palabra de Dios donde puedes alimentarte espiritualmente. Es en ella donde encuentras a Jesús y puedes conocerlo cara a cara.

Bendigo tu vida conforme sigues caminando con Aquel que es el camino, la verdad y la vida.