Las Riquezas De Su GraciaMuestra

Y finalmente, la Gracia no es una excusa para ser flojos o vagos en nuestro caminar con Dios.Gracia y fe trabajan juntas, es sencillo, o quizá no tanto. Entendiendo esto, no debemos olvidar que la fe siempre, siempre tiene una voz y una acción. Pero no de manera reactiva, sino de manera natural.

Hay cosas que Pablo daba por hecho, por eso usted no ve que Pablo les enseñe, o esté todo el tiempo diciendo, “crean, crean, confiesen, confiesen, actúen, actúen, sigan creyendo, sigan confesando, sigan, sigan, sigan.” No, Pablo enseñaba lo siguiente: “En efecto, vivimos por fe, no por vista”. (2ª Cor. 5:7)

Pablo no dice, “por fe reaccionamos”, aunque obviamente es parte de la vida, pero el problema es cuando solo reaccionamos, o tratamos de reaccionar, pero no vivimos (Ef. 2:8-9, Ro. 5:1-2, Stg. 2:17 y 26)

Ahora, ¿cuál es la clave de esto? Porque, ¿para qué se supone que es la fe? ¿Qué es lo que siempre hemos aprendido? O, perdón, al menos yo lo aprendí así.

Para que nuestras necesidades sean suplidas. Sin embargo, no vemos en las escrituras, en la doctrina del nuevo pacto, que se nos diga eso, o se nos enseñe eso. Sino que la fe del nuevo pacto siempre nos tiene que llevar a poner la mirada en Cristo.

¿Oramos desde la necesidad o desde la plenitud en Cristo? Entonces, ¿usamos fe desde la necesidad o desde la plenitud en Cristo?Por eso, que más que fe, se trata de aprender a decidir correctamente y a actuar en consecuencia de lo que creemos.

¿Creo que en Cristo hay sanidad? Pues me voy a cuidar, no a descuidar ¿Creo que en Cristo hay provisión? Pues voy a trabajar, no a tumbarme al sofá y esperar a que llegue la provisión a mi casa.

¿Creo que en Cristo mi familia está bendita? Pues voy a cuidar mi matrimonio, a mi esposa, la relación con mis hijos (1ª Cor. 15:10, 2ª Timoteo 2:1)

El debate no es obras sí u obras no. Tampoco es gracia versus obras, sino que es entender que lo que hacemos es desde la vida que portamos. No para ganar ni merecer, sino para manifestar.

Tenemos mucho, mucho que aprender, pero lo que cada día estamos teniendo más claro es que nada debe ocupar el lugar que solo a Cristo le corresponde. Por eso, la fe, la autoridad, no tienen ningún mérito en sí mismas, sino solo Cristo y Su obra consumada.

Por consiguiente, apreciado lector, la verdadera gracia nos llevará a poner la mirada en Cristo, no en las cosas, las personas, los resultados, los objetivos, sino en Cristo. Por otro lado, no se trata de poner la mirada en el vecino, de lo que hace o deja de hacer, tampoco en poner en circulación a un diablo ya derrotado, y todo atribuírselo a él, porque de alguna forma es poner fe (Creer) en el diablo, en los demonios, en nuestras acciones, etc…

Necesitamos gracia para el matrimonio. Necesitamos gracia para educar a nuestros hijos. Necesitamos gracia para predicar y pastorear, para servir.

Necesitamos gracia para administrar finanzas. Necesitamos gracia para administrar este cuerpo con sabiduría.

¿Sabe cuál es la buena noticia? Que, si queremos, esa gracia ya está

disponible. Podemos beber continuamente de esta maravillosa gracia que nunca se agotará.

No desechemos esta gracia pensando que esto es calvinismo, luteranismo, fanatismo de la gracia, o lo que sea.

Esto es Cristo, se tata de Cristo. Siempre se ha tratado de Él, y siempre se tratará de Él.

La gracia es el camino más alto.Esto es algo maravilloso. ¿Por qué predicamos Gracia? Porque lleva a la persona a depender de Dios. A poner Su mirada en Cristo.

No humanismo, no propio esfuerzo o justicia propia, sino confianza plena en Dios.

La gente habla de si tengo que diezmar o no, y esto se trata de confiar en Dios. Nunca fue un tema de cantidades, sino de cuánto confío en Dios.

No tengo que orar, tengo que confiar. Si confío, oro. No tengo que congregarme, tengo que confiar en Dios. Si confío, me congrego.

Dios no me obliga a orar, a congregarme, a estudiar, a dar, sino que me invita a confiar en Él. Lo demás es un simple fruto de esa confianza. No trate de, porque fallará. Simplemente confíe (Prov. 3:5-8, Jer. 17:5-8)

“Pero si los guía el Espíritu, no están bajo la ley”. (Gálatas 5:18)

“Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios”. (Romanos 8:14)

Ahora, ¿a dónde nos guía el Espíritu? A Cristo. A la madurez.Por eso, la Gracia es el camino más alto, porque nos lleva siempre, siempre a depender de Dios en todas las áreas de nuestras vidas.

Espero en Dios que estas reflexiones hayan sido de bendición para tu vida y te sirvan para tener una mirada más esperanzadora para tu futuro.

Por, Kenneth Solá y Equipo TopCristianos

En TopCristianos esperamos que este plan devocional haya sido de bendición para tu vida, queremos que sepas que alrededor del mundo hay un grupo de personas orando por ti y por tu crecimiento espiritual porque creemos que,

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