Viviendo Por La PalabraMuestra

Vivir La Palabra Duele

Duele vivir la Palabra; duele porque al vivirla, al experimentar su Poder regenerador trae consigo muerte a todo lo que debemos morir según cada etapa que vivimos, según el propósito de cada experiencia, prueba o circunstancia por la que nuestro Padre nos permite pasar. Sabemos que el propósito principal de nuestra salvación es ser regenerados y conformados a la imagen de Jesús, a su Nombre, a su identidad y carácter. Este propósito divino nunca queda por fuera de ninguna prueba o vivencia por la que debemos pasar.

Vivir la Palabra implica sacrificio; implica obediencia, sometimiento en total mansedumbre y humildad para poder experimentar el obrar sobrenatural que trae consigo la influencia divina que nos reviste de Jesús.

Vivir la Palabra, implica atravesar por diferentes etapas que ponen a prueba nuestra fe y que determinan en su momento su cumplimiento en nuestra vida.

Vivir la Palabra, trae implícita la experiencia que nos permite adentrarnos más y más en el conocimiento del Padre, en la revelación de su Nombre manifestada a través del Nombre de su Hijo Jesús.

Vivir la Palabra, implica pasar por el desierto que hace agonizar nuestra alma, al punto de llevarla al sometimiento del espíritu, provocado por el Poder vivificante de Dios, por su Santo Espíritu.

Duele vivir la Palabra; solo así puede cobrar vida en nosotros. Así como la semilla cae al suelo y muere para producir fruto; así mismo, la Palabra produce muerte en nosotros para que podamos ser vivificados según su Poder y propósito.

Duele vivir la Palabra; si no fuera así, no podríamos avanzar en el propósito de perfeccionamiento que produce su Poder para que el Nombre de Jesús se glorifique en nosotros.