Cara a Cara Con Jesús - Una Meditación Para La CuaresmaMuestra

Un niño pequeño solo en un templo dedicado a Dios a tiempo completo y tutelado por un sacerdote mayor. Ese es el escenario en el que Dios habló por primera vez a Samuel. Él creció hasta convertirse en un poderoso profeta del Señor, tan poderoso que ninguna de sus palabras caía al suelo. El significado detrás de eso es probablemente porque tenía un oído que estaba sintonizado con la voz de Dios, todo lo que hablaba le era dado por Dios así que no había posibilidad de que esas palabras fueran inútiles o ineficaces. ¿No es asombroso? El trabajo de Samuel no fue fácil porque ministró a un pueblo de corazón rebelde. Finalmente le dijeron que querían un rey. Lo que no le dijeron, pero que era su intención, era que ya no querían la palabra de Dios de boca de Samuel como instrucción y guía. Querían a alguien que los dirigiera en la batalla y gobernara sobre ellos como todas las naciones circundantes. Querían ser como los demás cuando Dios los quería apartados.

Dios le asegura a Samuel, incluso mientras caminaba a través de ese rechazo, que lo estaban rechazando a Él y no a Samuel. Samuel hace lo que Dios le ordena y unge a Saúl como primer rey de Israel, pero no sin antes advertirles sobre lo que un rey exigiría de ellos. Samuel había perfeccionado su capacidad de escuchar durante toda su vida, por lo que nunca perdió el contacto con el Espíritu de Dios.

Hazte las siguientes preguntas:

¿Qué le estás pidiendo a Dios que claramente no está en Su voluntad para ti?

¿Qué tan atento estás a la voz del Espíritu Santo?

¿Has permitido que el Espíritu Santo tenga acceso a tus emociones para que pueda ayudarte a sentirlas y soltar lo que no es necesario?