Éxodo: Camino a La LibertadMuestra

A Dios siempre la gloria

Cuando Moisés se encuentra con su suegro y le comparte las últimas noticias sobre las recientes victorias de Israel, en todo momento apuntó a Dios como el autor de lo que les había ocurrido; Moisés nunca permitió que ser el líder que guio a Israel en esta hazaña, impregnara su corazón de orgullo y vanidad.

En consecuencia, Jetro alaba a Dios y reafirma su convicción en cuanto a la grandeza del único Dios verdadero.

Cada vez que Dios nos ha permitido alcanzar éxito en algún área de nuestra vida, ¿es a él a quien le damos todo el mérito por lo ocurrido?, ¿o caemos en la tentación de querer adjudicarnos el crédito, como si hubiese sido por mérito propio?

Aunque el esfuerzo siempre produce buena cosecha, nunca debemos olvidarnos de honrar el nombre de aquel que nos permite conquistar cimas.

Nada de lo que somos, tenemos y hacemos sería posible sin él. Las temporadas de éxito son una excelente oportunidad para dar testimonio de la fidelidad de Dios sobre nuestras vidas.

A fin de cuentas, el propósito principal por el cual Dios nos permite dar fruto, es para que Su nombre sea glorificado (Juan 15:8).

Moisés, una vez más muestra su humildad al reconocer a Dios como el autor de la victoria, además, supo honrar a su suegro, atendiendo sus consejos sobre cómo dirigir de manera más efectiva al pueblo.

Quien es humilde escucha consejo, aprende y crece, el arrogante que solo se escucha a sí mismo, tarde o temprano se estanca. Cuando solo nos escuchamos a nosotros mismos, corremos el riesgo de decirnos únicamente lo que queremos oír.

Preguntas de reflexión:

¿Cuál es algún área en la que hoy Dios nos está permitiendo tener algo de éxito? ¿Matrimonio, familia, trabajo, finanzas, ministerio, relaciones?

Que tal si las anotas, das gracias y le pides a Dios que te ayude a testificar de él a otras personas, a través de eso.

Oremos:

Gracias Dios, por las temporadas de éxito y por las de fracaso; ambas representan oportunidades para glorificar tu nombre. Que todo lo que somos, tenemos y hacemos te alabe, más aún, cuando por gracia nos permites conquistar alguna cima.