El niño que es SeñorMuestra

Juan el Grande - Parte 3

Hoy continuamos examinando siete maneras en las que Juan el Bautista fue, como dijo Jesús en Lucas 7:28, el hombre más grande que jamás haya pisado la tierra.

5. Juan hizo visible el reino invisible

La profecía de Zacarías menciona “un cuerno de salvación para nosotros en la casa de Su siervo David” (Lucas 1:69). Este es el antiguo lenguaje de la realeza.

El rey David fue el soberano más famoso de Israel. Inauguró una edad de oro sin precedentes en el mundo antiguo, que continuó con su hijo y sucesor, el rey Salomón. Este reino era sólo una prefiguración del verdadero, perfecto y eterno reino de Dios, donde Jesús es el verdadero, perfecto y eterno Rey.

El Rey Jesús dijo a sus discípulos: “Toda autoridad me ha sido en el cielo y en la tierra” (Mateo 28:18). Jesús gobierna sobre todos los tiempos, naciones, lugares, culturas, lenguas, tribus y estilos de vida de las personas. Gobierna sobre los ángeles y los demonios. Gobierna sobre ricos y pobres, vivos y muertos. El libro del Apocalipsis nos dice que Jesús ya está sentado en el trono del cielo. Su reino invisible se establecerá un día en la tierra con su segunda venida, y el reino invisible se hará visible. Mientras tanto, lo que vemos son los reinos visibles de la tierra.

En su profecía, Zacarías describe el reino de Dios como caracterizado por la redención, la salvación, la misericordia, la liberación, la santidad, la justicia, la luz y la paz. En contraste, describe los reinos de la tierra como “los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte.”

6. Juan obedeció el llamado de Dios sobre su vida

La profecía de Zacarías se hace eco de las palabras de Gabriel en Lucas 1:17, diciendo que Juan “irá delante del Señor para preparar sus caminos” (Lucas 1:76).

Juan era un gran hombre, pero Dios le dio un llamado difícil. Como estudioso de las Escrituras, Juan habría sido muy consciente de que la mayoría de los profetas de Dios vivieron vidas solitarias que por lo general terminaron en el exilio, el asesinato, o ambas cosas. Eso es precisamente lo que le ocurrió a Juan. Fue encarcelado y decapitado tras predicar contra Herodes (“Herodes el Grande”, irónicamente). Juan pasó de ser un predicador conocido por algunos a un predicador de mega giras, a ser encarcelado y luego muerto con bastante rapidez. Ese es un hombre que humildemente obedeció su difícil llamado.

7. Juan evitó la adolescencia

Siguiendo la profecía de Zacarías, la Biblia habla brevemente de la juventud de Juan: “Y el niño crecía y se fortalecía en espíritu, y vivió en lugares desiertos hasta el día en que apareció en público a Israel” (Lucas 1:80).

El ministerio público de Juan duró unos seis meses, menos que el primer año académico en un instituto bíblico. Predicó muchos sermones, bautizó quizá a miles de personas, entregó su ministerio a Jesús y fue martirizado, todo ello cuando tenía unos 30 años. Hoy en día, el tipo medio de 30 años se casa por primera vez después de años de jugar a videojuegos, hacer el tonto y perder el tiempo.

Juan no consumió alcohol, no dudo en su misión y realizó toda una vida de trabajo humano durante sus breves 30 años, porque no desperdició nada de su tiempo en la tierra. Como un soldado que va a la guerra, no pretendía que la vida fuera unas vacaciones prolongadas en un complejo turístico con todo incluido.

Los hombres, especialmente los jóvenes, que aspiran a la grandeza pueden aprender mucho del ejemplo de Juan. Él es la definición de Jesús de un gran hombre.

Reflexión:

¿Qué cosas prácticas puedes hacer para reflejar más las características de Juan?