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Reflexión sobre la experiencia de la Conferencia de Juventud Nazarena.

Como miembro de toda la vida de la Iglesia del Nazareno, he asistido a todas las conferencias desde 1987 (excepto una) como estudiante, adulto voluntario o patrocinador de jóvenes. Estos eventos han impactado mi vida para siempre.

Un momento que se destaca especialmente es cuando el verano anterior a mi tercer año de secundaria, fuimos a Washington, D.C. El día de nuestro proyecto de servicio, se nos asignó la tarea de limpiar un patio de juegos en un complejo de apartamentos en el centro de la ciudad. Mientras trabajábamos, un niño pequeño (aún recuerdo su nombre) nos seguía a todos lados. Estaba solo y parecía interesado en lo que estábamos haciendo. Hablamos con él y dejamos nuestras escobas para jugar con él en el patio de recreo. Comenzó a preguntar por qué estábamos allí y, mientras le contaba nuestras tareas, me di cuenta de que nunca había oído hablar de Jesús. En medio de toboganes, columpios y balancines, pude compartir la historia más hermosa jamás contada con uno de los hijos de Dios. Oramos con él, y cuando regresé al autobús para regresar a nuestro dormitorio, tuve una sensación abrumadora de paz, sabiendo que ese día solidificó mi decisión de caminar con Cristo. Nunca volvería atrás.

Pregunta de reflexión:

¿Cómo cambió tu relación con Cristo durante o después de una experiencia como la Conferencia de Juventud Nazarena?

¿Has hecho un compromiso de por vida de seguirlo? Si no, comunícate con un pastor o pastor de jóvenes y pídañele que te guíe en esa decisión.

Tollya Spindle

Clase SNU de 1992

Asistente ejecutiva del presidente