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Los cielos cuentan la gloria de Dios

Si repasamos el versículo de ayer; Dios le dice a Abraham en Génesis 15:5, que salga de su tienda y “mire los cielos”. Ese pequeño fragmento tiene un significado increíble; si recordamos lo que decía David en uno de sus salmos: “Los cielos cuentan la gloria de Dios…”.

Dios le decía a Abraham que mirara los cielos, no le dijo, mira atrás o a los lados. Si analizamos bien, Dios le estaba dando una enseñanza clave; Dios quería darle a entender a Abraham: “Mírame a mí, y mirarás tu promesa". ¿No te parece increíble? Imagínate a Dios diciéndote esto, que a pesar de todo lo que pase a tu alrededor, lo único que debes hacer es mirarlo a él, mirar su gloria. No sé si alguna vez te has tomado el tiempo de apreciar el cielo; disfrutar de un atardecer, sino no lo has hecho, te invito que lo hagas y créeme que te sorprenderás al ver lo inmenso que es el cielo y los detalles que podemos ver en él. Ahí es donde nos damos cuenta que, así como es de grande y hermoso el cielo, así es la gloria de Dios.

Uno de los anhelos más grandes de Moisés era contemplar la gloria de Dios; si lo piensas, Moisés quería ver la profundidad de Dios. Ese debería ser nuestro mayor anhelo, conocer las profundidades y los misterios de Dios. Si miramos el mar y el cielo, podemos observar que su profundidad va mucho más allá de los que nuestros ojos pueden ver; así de increíble es la gloria de Dios. Quizás Dios te dio una promesa, pero no se trata solo de creer en la promesa, sino de creer y conocer al Dios que te hizo esa promesa. Te invito a que hoy te tomes un tiempo especial con Dios, una cita con él. No sé si has crecido en la iglesia, si vienes comenzando en el cristianismo, o si actualmente te congregas o no en una iglesia, no lo sé. Pero déjame decirte que, aquello que una vez nos dijeron acerca de Dios en nuestra niñez es solo una gota del inmenso mar del cual él es y pasando tiempo con él, es cuando aprendes a conocerlo y créeme que te vas a asombrar al ver lo inmenso que es Dios.