Investigando a JesúsMuestra

Lucas no quería dejar ninguna duda de que Jesús era el cumplimiento de muchas profecías judías.

Los judíos sabían desde hacía varios miles de años que Dios prometió usar a Abraham y sus descendientes como personas influyentes. Los profetas de muchas generaciones predijeron que un día Israel tendría su propia tierra y sería una bendición para el mundo entero. Y un día un nuevo rey iba a liderarlos y representarlos. Este rey no solo iba a convertirlos en una gran nación, sino que también ayudaría a restaurar lo que era una relación rota con Dios.

Pero después de años y años de escuchar esa profecía, Dios guardó silencio. Durante 400 años, alrededor de 15 generaciones, no hubo palabras significativas de ninguno de los profetas de Dios. En Lucas 3, ese silencio fue roto por Juan el Bautista. Le dijo a cualquiera que quisiera escuchar: “La espera ha terminado. ¡El Rey que hemos estado esperando está aquí! De hecho, está justo allí. Es el hijo de José, Jesús”.

Y luego, Lucas hizo algo brillante. A cualquiera que haya tenido dudas, a cualquiera que haya dicho: "Espera un minuto... los profetas hablaron de este rey venidero, y se supone que es un descendiente de Abraham. Y no solo Abraham, sino que hay varias personas clave que se supone que están en el árbol genealógico del Mesías”. Para cualquiera que se pregunte sobre eso, Lucas enumera una genealogía, rastreada hacia atrás, comenzando con Jesús y yendo hasta Adán. Y esos nombres que cualquiera estaría buscando para cumplir las palabras de los profetas sí están en la lista... Abraham, Isaac, Jacob, el rey David y Judá.

Cuando leas esa lista de nombres en el Capítulo 3, no la pases demasiado rápido. Tal vez incluso digas cada nombre en voz alta, solo como un recordatorio de que se trata de personas reales y no solo nombres en una página. Algunos de los nombres pueden sonar familiares, pero la mayoría de ellos eran personas cotidianas e imperfectas que Dios usó para llevar a buen término Sus planes.

De alguna manera, somos así. Dios nos usa para Sus propósitos. A través de nuestras vidas, nuestras elecciones, nuestras palabras, Dios nos usa. Somos Su plan para mostrar a quienes nos rodean quién es Él.

“Padre Celestial, gracias por hacerme parte de tu plan para impactar a quienes me rodean, amén".

Lee los capítulos 4 y 5 para prepararte para el siguiente.