Investigando a JesúsMuestra

En el primer capítulo del Evangelio de Lucas, podemos escuchar al ángel Gabriel, quien da dos anuncios de nacimiento, en cierto sentido, a dos grupos diferentes de padres. Y por lo que vale, las dos mamás están relacionadas... primas de alguna forma o manera. En cualquier caso, estos dos bebés nacerán con unos seis meses de diferencia.

El primer bebé terminará siendo uno de los grandes profetas de la época: Juan el Bautista, cuyo propósito principal será hacer saber a la gente que el tan esperado Salvador, el venidero Rey de los judíos, ha llegado. Y los padres de Juan fueron Zacarías y Elizabet.

El otro anuncio fue sobre el próximo nacimiento de Jesús, el Salvador que venía a restaurar una conexión entre Dios y Su pueblo. Leemos en Lucas 2 acerca de las humildes circunstancias que rodearon el nacimiento de Jesús.

Una observación fascinante tiene que ver con cuán OPUESTAS fueron las circunstancias que rodearon el nacimiento de estos dos niños hebreos. Por ejemplo…

Los padres de Jesús, María y José, no tienen ningún significado social del que hablar. José se ganaba la vida probablemente modestamente como un joven carpintero, quizá trabajando para su padre, y vivían en un pueblo que era solo un pequeño punto en el mapa.

Zacarías y Elizabeth, por otro lado (los padres de Juan el Bautista), vivían muy cerca de la ciudad capital de Israel, Jerusalén. Zacarías era un sacerdote con importantes responsabilidades en el templo.

Ninguna pareja tenía ninguna razón para creer que tendrían un bebé, pero tenían razones opuestas para pensar eso. Para María y José (que no estaban casados), aún tenían que, ya sabes, tratar de concebir. Para Zacarías e Isabel, no habían podido tener hijos en todos sus años de matrimonio... y ahora eran viejos.

Entonces, para ambas parejas, todo este "Tienes un bebé en camino" fue un gran shock.

¿Pero no es así como funciona a veces? En uno de los ejemplos más increíbles (bueno, dos ejemplos), vemos a Dios obrando de una manera que nadie podría haber imaginado.

Sin embargo, algo notable es lo que estas parejas tenían en común. Si bien ninguna de las dos parejas esperaba un embarazo, ambos confiaron en Dios incluso cuando no tenía sentido.

Para nosotros, puede ser difícil tratar de dar sentido a nuestras circunstancias. Pero independientemente de dónde nos encontremos, podemos confiar en Dios a través de esas circunstancias.

“Padre Celestial, dame la sabiduría para caminar en tus caminos, incluso en medio de las temporadas que no entiendo, amén”.

Antes de la próxima sesión, lee el Capítulo 3 de Lucas.