Sé libre emocionalmente

Durante décadas, miles de mujeres han demostrado que una vez aceptas y amas quien eres, no le darás permiso a nadie a minimizarte, desvalorizarte, y mucho menos darás el consentimiento a nadie a lastimar tu dignidad.

Si nos amamos lo suficiente, debemos aprender a enfrentar nuestros pensamientos y emociones, y no darles permiso para afectar nuestro amor propio. No debemos generalizar, asumir o permitir que nuestras emociones nos dominen. Manejarlas con inteligencia, es decir, tener inteligencia emocional, es el primer paso para ser libres emocionalmente.

Las emociones no son pecado y mucho menos están mal. Ellas fueron dadas por Dios, pero necesitamos conocerlas, controlarlas, tener consciencia y empatía, y trabajar nuestras habilidades sociales, en vez de ignorarlas o aislarlas de nuestro momento presente.

Te comparto algunos consejos útiles para ser libres emocionalmente:

• Ten presente que lo que tienes es el reflejo de quien eres. La Palabra de Dios dice que, según la abundancia de tus emociones y pensamientos, hablas, piensas y te conduces con los demás.
• Tu mentalidad necesita desafíos. Procura siempre la oportunidad y asume responsabilidad de tus decisiones.
• Procura dar significado a los llamados fracasos, que en realidad son experiencias. No esperes las condiciones perfectas.
• Recuerda que Dios es y será siempre tu fuerza. Tú solo esfuérzate y sé muy valiente, y aprende a conocer a Dios en todo.
• No es un problema no saber, ni lo es no estar preparada. Nadie te está pidiendo que seas una superheroína.
• Toma tiempo para la introspección, e identifica tus fortalezas y debilidades.
• Cierra tus oídos a quien te dice que no lo lograrás.

Misma, conocer tus fortalezas alimenta tu autoestima, pero identificar tus debilidades te ayuda a protegerla.

Hoy es un día perfecto para evaluar, creer y decir: “Misma, eres valiosa, no por lo que haces, no por lo que eres, sino porque Dios te ama con amor eterno”.

Ahora disfruta un momento entre Dios y “Misma”

—Padre Celestial, hoy tomo este tiempo para darte las gracias porque me has dado la capacidad de tener emociones. Gracias por dejarme sentir amada por Ti y amada por mi familia. Gracias por darme la capacidad de amar.
Hoy te agradezco porque estoy libre del secuestro emocional. Aprendí que será un proceso diario dominar mis emociones de manera saludable, pero tú estás conmigo como un poderoso gigante. No estoy sola, me estás acompañando en este proceso. Lo que hoy es un dolor, mañana será un testimonio de edificación para alguien. Así lo creo. Amén.

—Hija, cada emoción que te di tiene un propósito. Te regalé las emociones para que te puedas distinguir entre los demás seres vivientes, y con ellas te otorgué la libertad para manejarlas adecuadamente.
Cree en mí, porque yo siempre escucho cada una de tus oraciones. Aun cuando crees que no estoy haciendo nada, estoy trabajando a tu favor. No siempre te voy a contestar como tú quieres porque te amo, te entiendo y te cuido.