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LA GRAN COMISIÓN

En el libro de Juan capítulo 13, está la famosa historia, de cuando Jesús lavó los pies a Sus discípulos. No sé si lo sabías, pero en esa época, era casi una obligación lavar los pies a los invitados. Pero esta tarea era un tanto denigrante, generalmente elegían al menor de los siervos de la casa para hacer esto. Sin embargo, Jesús tomó la iniciativa de hacer esta tarea con Sus discípulos para darnos una lección. Muchas veces no nos creemos siervos, nos creemos más por ser cristianos, o incluso buscamos cargos en la iglesia y buena reputación. Pero Jesús enseña que el último será el primero y el primero será el último. Qué lindo es ser una persona dispuesta a servir a Dios, sin importar en qué o como. Vivir siendo colaboradores, sabiendo que desde el que limpia hasta el que predica, todos son parte de un mismo ministerio, el Ministerio de la Reconciliación. Nuestras tareas no nos definen, tenemos que ser comodines dentro del Reino. Un día tal vez, enseñas la Palabra, otro tal vez limpies, otro capaz misiones, otro tal vez seas pastor, otro te toque volver a limpiar, etc. Seamos adaptables, humildes, llenos de amor, de generosidad y servicio.

La Gran comisión trata del ministerio de la reconciliación, sin importar que hagas en la iglesia, nos encarga de hacer discípulos. No solo es predicar en las cuatro paredes de la iglesia y no solo es hablar el mensaje de Cristo una vez a una persona, sino también, orar por esa persona, acompañarla, guiarla.

Tres palabras claves para resumir la gran comisión, es ORAR-DAR-IR. Ora por tu familia, por tu congregación, por tu nación, por Israel, por la iglesia perseguida. He escuchado muchos testimonios de misioneros que son perseguidos, torturados, encarcelados y lo único que piden es oración. He escuchado testimonios de hermanos que siendo torturados, sintiéndose solos, tuvieron momentos sobrenaturales, dónde escucharon miles de oraciones, otros soñaban con muchas personas que oraban por ellos y esto los fortalecía para no negar el nombre de Cristo, la oración tiene poder. También es tener el sentir de dar, ya sea a los hermanos, a la iglesia o ser personas que sostengan proyectos en la obra, o a misioneros, ya sea poquito o mucho, lo que puedas dar en las manos de Dios se multiplica y te bendice. También es Ir y predicar el mensaje, ir a las naciones, a aquellos lugares inalcanzados donde el evangelio aún no llegó. Hay muchísimo por hacer, hoy tal vez, podés comenzar en tu casa, en tu trabajo e iglesia, siempre caminando a la medida de toda la plenitud.

Oración: Amado Dios, gracias por todo lo que nos has enseñado, que esta verdad, sea una realidad en mi vida, que yo pueda estar preparado para recibirte y mientras tanto, vivir trabajando para la gran comisión. En el nombre de Jesús, amén.

Ya hemos llegado al final de este devocional, espero que haya sido de bendición para tu vida, y haber puesto mi granito de arena, para que tu relación con Dios crezca. Ya falta poquito para que el Señor venga y esa es nuestra mayor esperanza, nuestro mayor anhelo. Mientras tanto, aferrémonos al Espíritu Santo, nuestro Consolador y mejor Amigo.