21 maneras de prosperar a los 45Muestra
Mata de hambre a la vergüenza
La vergüenza es un engañador que te susurra lo peor cuando Dios anhela que vivas con lo mejor de Él. Ésta no tiene cabida en la mujer de fe, aquella que se valora.
No vivamos desde un lugar de vergüenza, dirijamos a nuestras familias con vergüenza, avergoncémos a nuestros hijos o a nuestros amigos, a nuestros compañeros de trabajo, y aquellos que anhelamos que el Evangelio los transformen. El Padre no es de los que te avergüenzan. Esa no es Su manera. Él no es la fuente de la vergüenza pero es la respuesta a ella. Él envío a su Hijo para que pudiéramos liberarnos de nuestra vergüenza—nuestra humillación, nuestra indignidad, nuestra culpa, y nuestro arrepentimiento.
Jesús soportó la cruz y despreció la vergüenza. No rechazó la vida a la que Dios lo había llamado, pero rechazó la vergüenza. Nosotros podemos hacer lo mismo.
Han habido momentos en los que se me cruzaron los cables. Me he encontrado soportando la vergüenza como si fuera mi trabajo y rechanzando la cruz que es mía para llevar. Ser como Cristo es rechazar la vergüenza. Matarla de hambre. No tiene lugar en nuestras vidas como seguidores de Jesús.
Fue por el gozo puesto delante de Él que soportó la cruz. Hay gozo puesto delante de nosotros, en cada día, en cada año y en cada década. Que caminemos en la plenitud de Dios para probar el gozo divino que ha sido preparado para nosotros.
En Salmos 34:4-5, el salmista nos recuerda que nunca seremos decepcionados cuando ponemos nuestra esperanza en Jesús. Estaremos radiantes, no envueltos en vergüenza. Que en cada estación confiemos en aquel que nos dio Su vida para que muchos florezcamos mientras vivimos con Él y para Él.
Escrituras
Acerca de este Plan
Más que una desintoxicación, cada mujer puede tomar medidas intencionales para ser la portadora de la imagen única que Dios quiso que fuera. Cada día de este Plan de 21 días abordaremos dificultades y elegiremos nuevos hábitos que inviten nuestras almas a prosperar. No importa si eres una mujer en tus 20s, 30s, o 40s, hay un amplio suministro de la bondad, entendimiento, y restauración de Dios para florecer en tu etapa de la vida.
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