Su corazón por la Navidad

Por Pastor Dan Hickling

“Y dijo Dios: “Hagamos al hombre a Nuestra imagen, conforme a Nuestra semejanza”... Dios creó al hombre a imagen Suya, a imagen de Dios los creó; varón y hembra los creó" (Génesis 1:26-27 NBLA).

Aunque este pasaje normalmente no se considera muy "navideño", revela algo esencial para nuestra comprensión de lo que se trata esta temporada. De hecho, podríamos llegar a decir que sin esta porción del relato de la creación, nunca habría habido una Navidad.

Nuestro entendimiento debe ir al principio, donde Dios está creando el universo y todo lo que hay en él. A medida que Él crea y le da forma a los cielos, a la tierra y a todo lo que hay en ella, vemos consistentemente que Sus obras creadas son identificadas con las palabras: "Fue bueno" (Génesis 1:10, 12, 18, 21, 25). Esto nos lleva hasta este mismo pasaje, donde el siguiente y último acto de la creación de Dios fue hacer a la humanidad.

Aquí es donde las cosas toman un giro dramático en la historia; porque después de haber creado a la humanidad, Dios identificó Su obra como "muy buena" (Génesis 1:31). La introducción del hombre y la mujer eleva repentinamente el valor de todo lo que el Señor había hecho. Eso es porque algo especial y sagrado fue colocado en la naturaleza misma de la humanidad, ¡nada menos que la imagen y semejanza de Dios!

Los eruditos se refieren a este acto divino de impartición como "Imago Dei" (la imagen de Dios), lo que refleja el valor único y el vínculo que nosotros, como seres humanos, tenemos con nuestro Creador Todopoderoso. Las maravillas del cielo y la tierra son muchas: el Océano Pacífico, el Monte Everest, el Gran Cañón, la Vía Láctea... Cada una de estas posee el poder de dejar a uno sin palabras. Y sin embargo, ninguna de ellas, ni siquiera la suma total de toda la gloria de la creación, puede compararse con la Imago Dei que llevamos dentro de nuestro ser.

En Su infinita sabiduría, Dios decidió que nosotros, de toda la creación, fuéramos hechos para reflejar Su imagen y semejanza. Un destello de quién Él es se haría visible a través de nosotros.

Las palabras hebreas para "imagen y semejanza" transmiten más que la apariencia externa. También representan una cualidad interna del carácter y la naturaleza de Dios, que apuntan a la esencia de Su corazón. Eso es lo que se le ha dado a la humanidad, el precioso honor de expresar el corazón de Dios y revelar cómo Él es. Y esto es precisamente lo que sucede cada vez que perdonamos cuando hemos sido ofendidos, amamos incondicionalmente, servimos sacrificialmente, elegimos la misericordia sobre el juicio, etc. Estas son cualidades que solo se encuentran en la vida de hombres y mujeres, nada más en toda la creación posee estos atributos que definen a nuestro Creador.

Verdaderamente, la conexión entre la humanidad y Dios es única, lo que sienta las bases de lo que tuvo lugar en esa primera Navidad. Porque aunque poseemos la capacidad única de dar a conocer a Dios, también poseemos el poder de destruir lo que Él hizo perfecto, esto lo hacemos a través de nuestra desobediencia y de nuestro pecado. Dios nos hizo a Su imagen y semejanza, pero nos quebrantamos y caímos, en una necesidad desesperada de rescate y salvación. Es por eso que Jesús nació en el mundo, para redimir a aquellos que fueron elegidos para llevar Su imagen y restaurarlos a su lugar de propósito y dignidad.

Dios envió a Su Hijo a nosotros debido al vínculo especial con el que nos unió en el principio. Éramos especiales para Él entonces, somos especiales para Él ahora, y seremos especiales para Él por toda la eternidad. ¡Deja que esta verdad resuene a lo largo de tu celebración de Navidad este año!

Medita: ¿Qué hace que el vínculo entre Dios y la humanidad sea tan especial?

Practica: Considera cómo esta conexión única entre nosotros y nuestro Creador juega un papel en la historia de la Navidad.

Ora: Padre Celestial, fácilmente olvidamos cuán especiales y únicos somos en Tus propósitos y en Tu plan. Ayúdanos a entender cómo nos has favorecido y llénanos de gozo de la oportunidad que tenemos de llevar Tu imagen y semejanza ante el mundo que nos observa, especialmente en esta época del año. Amén.