El Plan comienza a desarrollarse

Por Samantha Rodriguez

El Señor le dijo a Abram: “Deja tu tierra, tus parientes y la casa de tu padre, y vete a la tierra que te mostraré. Haré de ti una nación grande,y te bendeciré; haré famoso tu nombre,y serás una bendición. Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan; ¡por medio de ti serán bendecidas todas las familias de la tierra!” (Génesis 12:1-3 NVI).

Toda buena historia tiene lo que me gusta llamar "momentos de círculo completo". Estos son momentos donde los recuerdos o experiencias se conectan con otros sucesos y traen una dulce redención, mayor comprensión, cumplimiento de promesas o un amor más profundo. Es el momento en una película donde la escena inicial se conecta con la escena final. Es el momento en que el recuerdo de una amistad que comienza en el jardín de infancia dura hasta la graduación y la universidad. Es el momento en que una conversación difícil con un ser querido da comienzo a una temporada de crecimiento y conversaciones más fructíferas en el futuro. ¡Mi historia favorita con los mejores momentos de círculo completo se encuentra en la historia de Jesús!

El plan de Dios para reconciliar a la humanidad consigo mismo a través de Jesús se puso en acción mucho antes del nacimiento de nuestro Salvador en la Tierra. Puede ser difícil verlo al principio, pero todo el Antiguo Testamento anuncia la venida de Cristo y el corazón de Dios para salvar a su pueblo.

En nuestro pasaje de hoy, Dios llama a Abram a dejar su país y seguirlo a donde sea que Él lo lleve. Este es el comienzo de la historia de la nación israelita y su viaje a la Tierra Prometida. Abram, quien más tarde sería conocido como Abraham, recibió esta promesa de Dios de que su familia se convertiría en una gran nación y sería bendecida. Esta bendición; sin embargo, no era para ellos mismos. La bendición de Dios sobre su familia y nación serviría como una bendición para "todas las personas en la tierra".

Aquí es donde el plan redentor de Dios comienza a desarrollarse, con esta promesa a Abraham. A medida que rastreamos esta promesa a lo largo del resto de su historia y la Biblia, llegamos a la historia del nacimiento de Jesús. Jesús vino para ser la luz que brilla en las tinieblas sin ser vencida; el Verbo se hizo carne para que "los que creen en Su nombre, les de el derecho de ser hijos de Dios" (Juan 1:12 NVI). Incluso vemos dos relatos proféticos en el libro de Lucas del nacimiento de Jesús cuando José y María lo llevan al templo para los rituales de purificación. Tanto Simeón, un devoto adorador de Dios que escuchaba al Espíritu Santo, como Ana, una profeta que nunca dejó de adorar y orar, inmediatamente supieron que Jesús era el Mesías prometido.

Nuestro Dios es fiel. Él cumple Sus promesas y le encanta escribir hermosas historias con nuestras vidas que finalmente son para darle la gloria que Él se merece mientras nos otorga gracia y propósito inmerecidos. Por esta razón, podemos cantar de todo corazón las letras del villancico "Santa la Noche":

Dulces himnos de gozo levantamos en coros de agradecimiento

Con todo nuestro corazón, alabemos Su Santo nombre.

Al recordar la belleza de esta historia, ¡espero que mires tu propia historia y confíes en que el mismo Dios que te dio acceso a la salvación a través de Cristo y que elaboró este hermoso plan de redención, es el mismo Dios que también está escribiendo tu historia!

Medita: ¿Cómo ha escrito Dios momentos de círculo completo en la historia de tu vida? ¿Cómo te recuerda esto Su fidelidad?

Practica: Toma un tiempo hoy para escribir algunos de esos momentos en tu vida como un acto de reflexión, tomando en cuenta a Dios como el autor de tu historia. Alábalo por esos momentos y luego pídele más confianza para seguir Su liderazgo en tu vida.

Ora: Dios Padre, Tú eres el único que es digno de ser el autor de mi historia porque Tú la empezaste. No solo lo comenzaste, sino que pensaste que mi vida valía la pena como para enviar a Tu Hijo a vivir, morir y resucitar por mí. Te agradezco por Tu gracia y amor constantes en mi vida. Incluso cuando no entiendo lo que estás haciendo, ¡puedo confiar en que eres un Dios que trae momentos de círculo completo para el bien de Tu pueblo y para la gloria de Tu nombre! Amén.