El Dios que RestauraMuestra

Esperando la Liberación

Lectura: Isaías 2:1–5

Devocional: Isaías 2:5 NVI

“Ven, pueblo de Jacob, y caminemos a la luz del Señor".

En el texto

Las profecías de Isaías estaban destinadas a advertir al pueblo de Judá de su necesidad de arrepentirse y volverse al Señor, así como recordarles la esperanza que tenían en la venida del Mesías. Aunque vivían en una época de guerra, caos, destrucción y miedo (resultado, en su mayor parte, de su propio pecado), su Dios no los abandonaría. Él enviaría un redentor, el Mesías, que los salvaría y los restauraría.

A pesar de que había un juicio por venir, Dios ofreció una visión de la gloria futura de Jerusalén. El pueblo de Dios sería atraído a Su morada; vendría al templo del Señor y lo seguiría. Había pecado contra Dios y sufriría Su ira, pero Él los restauraría completamente en Su tiempo perfecto.

Ese es el carácter de nuestro Dios. No importa lo que hayamos hecho o cómo (personal o corporativamente) nos hayamos vuelto contra Él, Él es el Dios que verdaderamente restaura. Él envió a Su Hijo como el redentor de nuestras almas. Él es la esperanza que tenemos, la promesa de restauración. Cuando caminamos hacia Su luz, vemos la esperanza futura que tenemos en Él.

El pueblo de Judá esperaba con ansias el primer Adviento, la venida del Mesías. Hoy en día, vivimos entre el primer y el segundo Adviento. ¡Cristo ha venido, y Él viene de nuevo! Mientras vivimos en un mundo roto, hay uno mejor por venir. Nuestro Dios promete restaurar, redimir y reclamar lo que se ha perdido.

Al entrar en esta temporada de Adviento, podemos volver nuestros corazones hacia Él y reflexionar sobre Su carácter. Aunque nuestro mundo está paralizado por el pecado y la muerte, nada le impedirá cumplir Sus promesas. Todavía estamos esperando el cumplimiento de esta profecía en Isaías 2. Mientras lo hacemos, sigamos caminando bajo la luz del Señor, que nos lleva a la fe y a una vida abundante en Él.