El Dios que RestauraMuestra

La Llegada del Hijo del Hombre

Lectura: Lucas 21:25–36

Devocional: Lucas 21:27–28 NVI

"Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube con poder y gran gloria. Cuando comiencen a suceder estas cosas, cobren ánimo y levanten la cabeza, porque se acerca su redención".

En el texto

Antes de Su muerte, Jesús habló de Su regreso. Hizo saber a Sus seguidores que aunque dejaría esta tierra por un tiempo, regresaría con poder y gran gloria. Explicó algunas de las señales que sucederían antes de Su regreso, alertando a Su pueblo sobre ellos para que estuviera expectante de Su venida.

Durante la temporada navideña, nos centramos en el nacimiento de Cristo, que fue Su primera venida. Él ha venido y nos ha librado del pecado y de la muerte. Pero lo que el Adviento nos recuerda, año tras año, es que todavía seguimos viviendo en el quebrantamiento y anhelamos Su Segunda Venida. Es este anhelo que recordamos durante el Adviento mientras esperamos Su regreso.

El día de nuestra redención se acerca. El Adviento es la temporada de esperar intencionalmente mientras ralentizamos nuestras vidas, nuestros corazones y nuestros horarios para reajustar y recordar lo que realmente estamos esperando. El mundo nos dice que necesitamos asistir a fiestas, comprar regalos, experimentar todas las atracciones de temporada y usar todos los suéteres feos-navideños. ¡Lo que Jesús nos dice es que debemos vigilar, reservar tiempo para orar y estar preparadas!

Jesús les dijo a Sus discípulos que no permitieran que sus corazones estuvieran tan agobiados por las preocupaciones de la vida ya que Su regreso será una sorpresa. Por el contrario, debemos volver continuamente nuestros ojos y corazones hacia Él, manteniéndonos alertas y preparadas para Su regreso. Debemos vivir con gran propósito, como una luz en nuestro mundo oscuro. Eso puede significar decir "no" a algunas fiestas, actividades o regalos. Puede significar dejar nuestras expectativas y rendirnos a la voluntad de Dios. Puede significar despertarnos temprano para pasar tiempo a solas con Jesús y dejar que Él llene nuestros corazones anhelantes con Su amor y vida. Sea lo que sea, podemos saber que vale la pena. Que vivamos expectantes y fieles, siempre preparadas para Su regreso.