La Incómoda Solución Para Prácticamente TodoMuestra

La mujer sorprendida en adulterio

Un encuentro que tuvo Jesús con unos religiosos y con una mujer, un encuentro donde podemos apreciar Su gracia. En el capítulo 8 del Evangelio de Juan se nos cuenta que un día unos fariseos llevaron ante Jesús a una mujer que había sido sorprendida en el mismo acto de infidelidad a su esposo. De acuerdo a la ley judía el castigo era apedrearla, y eso era lo que iban a hacer. Pero, antes de hacerlo le preguntan a Jesús Su opinión sobre el tema. Jesús entonces les responde que arroje la piedra el que crea estar libre de pecado. Y uno a uno empiezan a retirarse. Luego Jesús le pregunta a la mujer: “¿Dónde están los que te condenan?”, y ante la ausencia de tales, le dice que Él tampoco la condena, que se fuera y que deje de pecar. Algunos podemos ser como los líderes religiosos de aquella época, listos con el dedo acusador para juzgar, señalar y condenar a las personas a nuestro alrededor que no viven conforme a la ley moral de Dios. Pero encontrarnos con Jesús nos permite entender que aunque Sus leyes son justas, no somos nosotros los jueces de nadie, pues somos tan pecadores como aquellos a quien señalamos.

Por otro lado, algunos podemos ser como la mujer, que de una u otra manera hemos hecho lo malo, contra Dios, contra nosotros mismos o contra otros, y que somos merecedores de la consecuencia justa de nuestros errores. Sin embargo, encontrarnos con Jesús nos permite entender que aunque Sus leyes son justas, Él no vino para condenarnos. Sino que por Su gracia, podamos experimentar Su perdón, e invitarnos a vivir de una manera diferente ¿Con cuál de los dos personaje te identificas? y ¿de qué manera la gracia de Jesús te ha desafiado a vivir de una manera diferente?