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La Incómoda Solución Para Prácticamente TodoMuestra

La Incómoda Solución Para Prácticamente Todo

DÍA 3 DE 10

Una niña muerta y una mujer enferma

Una vez más nos encontramos con Jesús a la orilla del lago de Galilea, haciendo lo que le caracterizaba y lo que mejor sabía hacer, pasar tiempo con aquellos que salían a buscarlo, para escucharlo y ser sanados de sus aflicciones y enfermedades. Relata el Evangelio de Marcos, en su biografía de Jesús, como dos personas de condiciones tan distintas convergen en un tiempo y lugar en busca de una respuesta a una necesidad personal profunda que impactó la vida tanto de ellos como de quienes les conocían. Por una parte, un jefe de la sinagoga, quien tenía a su pequeña hija de doce años enferma gravemente y a punto de morir, y por otro, una mujer que hacía doce años padecía de una enfermedad que la llevó prácticamente a la quiebra económica y a vivir en vergüenza y discriminada por la sociedad.

Dos personas, que aunque tan distintas, reaccionan de forma similar al encontrarse con Jesús de quien habían escuchado hablar y sabían que era su única esperanza de salvación y respuesta a su necesidad. Es el hecho de “arrojarse a Sus pies” reconociendo Su grandeza, quizás sin entender a cabalidad que estaban ante el Hijo de Dios y Salvador del mundo, en contraste con su pequeñez y de saber que no eran dignos de estar ante Él incomodándolo con su solicitud.

Cuando este hombre y esta mujer vencen el temor y sus inseguridades, se encuentran con el Dios hecho hombre, lleno de gracia y bondad que permite que se acerquen a Él para ayudarles en su sanidad física, pero sobre todo en su necesidad de salvación. “¿Quién me ha tocado la ropa?”, pregunta Jesús en medio del tumulto que lo apretujaba, pues había salido poder de Él para sanar la aflicción de “la menos digna” de ser atendida; y “niña, a ti te digo, ¡levántate!”, le ordena Jesús después de tomarla de la mano. Son la más profunda expresión de bondad y gracia del Hijo de Dios, pues es Él quien toma la iniciativa de buscar encuentros de restauración, acercándose a los que reconocen que no es por méritos, logros o esfuerzos humanos que somos aceptados por Dios. Sino por la fe y la actitud correcta de que nada somos y nada tenemos para ganarnos Su favor. Disfruta la gracia inmerecida de Dios hoy y compártela con otros.

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Acerca de este Plan

La Incómoda Solución Para Prácticamente Todo

Jesús, lleno de gracia y verdad, se revela al hombre, a nosotros, para llevarnos a vivir la vida de una manera diferente. La gracia no se basa en méritos, logros o esfuerzos humanos. No es por nuestra bondad o buenas acciones, sino porque, de manera inmerecida, Dios la extiende a quienes se acercan a Él con la actitud correcta.

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Nos gustaría agradecer a Confra Unicentro por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://confraternidad.org.co/