Superando la adicciónMuestra

La adicción definida por Dios

En 2015, la luchadora por el Campeonato Femenino de Ultimate Fighting, Ronda Rousey acaparó los titulares y la jaula de la UFC. Como dijo un analista deportivo, Ronda “encontró una definición de sí misma y le gustó”. Luego, se enfrentó a Holly Holm y aunque parecía imbatible, Ronda Rousey perdió por nocaut.

Su vida descendió en una profunda depresión. Declaró: “¿Y qué se supone que soy ahora?” Es decir, Ronda perdió su identidad. ¿Por qué sucedió esto?

A través de la Biblia, vemos personas adorando ídolos. Al usar esta palabra, quizás piensas en una estatua antigua o algo parecido pero un ídolo es cualquier cosa a la que le damos más valor que a Dios. Los vemos en el primer mandamiento: “No tengas otros dioses aparte de mí" (Éxodo 20:3).

A través de Su Palabra, Dios relaciona los conceptos de adicción e idolatría. Básicamente, la adicción es un tema spiritual y de idolatría. Veamos cómo se relacionan.

Primero, tanto la adicción como la idolatría ocurren cuando algo o alguien, además de Dios, tiene poder sobre nosotros. Cuando somos adictos, le damos más valor o importancia a algo o alguien de lo que realmente merece. Sólo Dios debería tener un poder supremo sobre nosotros.

En segundo lugar, ambas ocurren cuando algo nos domina. Cuando algo o alguien dicta nuestro comportamiento, podemos haber caído en adicción o idolatría. También podemos cambiar deliberadamente nuestra conducta para que alguien nos acepte. Estos también son signos de adicción e idolatría.

Tercero, ambas ocurren cuando adoramos o glorificamos algo o alguien que no es Dios. ¿Dónde pasas la mayor parte de tu tiempo? ¿En redes sociales? ¿Por qué cuando te quitan el teléfono sientes que mueres? ¿En qué inviertes la mayor parte de tu dinero? ¿A qué le dedicas más energía o esfuerzo? Todas estas preguntas te pueden ayudar a discernir una adicción o ídolo.

Entre la definición médica de ayer y bíblica de hoy, tenemos una definición más completa de la adicción: buscar otra cosa que no sea a Dios de forma repetitiva, habitual y en patrón, para cubrir nuestras necesidades y comodidad, aunque sea dañino para nosotros.

Cuando enfrentas la adversidad o el estrés, ¿a quién acudes? ¿Dónde encuentras alivio y consuelo? Tus respuestas pueden revelar a tus ídolos o adicciones.