Confiando en Dios a Pesar del SufrimientoMuestra

Lectura: Salmos 77

DEVOCIONAL: Salmos 77:10–11

Entonces dije: «Debo estar enfermo. ¿Cómo puedo pensar que el favor del Altísimo ha cambiado?». Me acordaré de las obras del Señor; sí, haré yo memoria de tus maravillas antiguas.

Podemos sentirnos sorprendidas al leer estas palabras crudas, honestas y vulnerables en la Biblia. La mayoría de nosotras no escuchamos oraciones como el Salmo 77 en nuestras iglesias, y puede que no estemos seguras de si es apropiado hablarle a Dios de esta manera.

Cuando leemos estos salmos encontramos clamores sinceros y desesperados. Estos autores confiaban en el carácter de Dios. Cuando sus circunstancias no parecían coincidir con lo que conocían de Dios, se lamentaban.

A medida que aprendemos la práctica del lamento explicada en la Biblia, veremos cómo nos convertimos en mujeres tan seguras de nuestra relación con Dios y confiadas en las promesas que nos ha hecho que podremos lamentarnos libre y bíblicamente del sufrimiento de este mundo.

El Salmo 77 ofrece mucha información sobre lo que es el verdadero lamento bíblico. Este salmo es un ejemplo práctico de cómo podemos practicar el lamento en nuestras propias vidas. Lamentar es simplemente compartir nuestros corazones rotos con el Señor. Es el lenguaje del pueblo de Dios que conoce y ama al Señor, que es consciente de que vive en un mundo roto y oscuro. No se supone que la vida sea así. El pecado entró en el mundo y lo cambió para siempre. La vida que Dios imaginó para nosotras está manchada para siempre por la angustia y el dolor.

Pero Dios, en Su misericordia, nos ha equipado con una manera Bíblica para entender estos sentimientos, situaciones y dolores. Él nos ha dado el lamento.

El salmista, en nuestra lectura de hoy, nos recuerda que incluso cuando sentimos que todo está perdido, incluso cuando nos sentimos irreparables, desconsoladas y profundamente heridas por el pecado dentro y alrededor de nosotras, aún podemos recordar todas las obras maravillosas del Señor. En realidad, se nos anima a hacerlo. Es importante que recordemos lo que Dios ha hecho en el pasado porque sabemos que Él es fiel; si lo ha hecho antes, lo hará de nuevo. Podemos recordar sólo si primero hemos almacenado este conocimiento en nuestras mentes y corazones. Por eso la lectura diaria de la Palabra de Dios es una disciplina tan importante en la vida del cristiano.

Podemos lamentarnos en la fe, sabiendo que nuestro Dios nunca nos deja ni nos desampara, confiadas en que Él permanece fiel y soberano sobre todo.