Confiando en Dios a Pesar del SufrimientoMuestra

Lectura: Lamentaciones 2

DEVOCIONAL: Lamentaciones 2:11

Mis ojos se deshacen en lágrimas, mis entrañas se conmueven y mi hígado se derrama por tierra a causa del quebrantamiento de la hija de mi pueblo; y los niños, ¡aun los de pecho!, desfallecen entre tanto en las plazas de la ciudad.

Apenas podemos creer las palabras que leemos hoy, y puede parecer casi imposible reconciliar lo que está registrado en Lamentaciones 2 con el Dios que conocemos que es bueno, amoroso y bondadoso. ¿Cómo pudo haber permitido tales cosas? Nuestra lectura de hoy es un relato aleccionador de las consecuencias de una vida de desobediencia al Señor.

Amigas, que nuestro estudio de hoy sea una advertencia de lo que le sucede a nuestra alma cuando nos alejamos de Dios. Que sea un recordatorio de lo que sucede en los reinos espirituales cuando elegimos la distracción, la tentación y el pecado, y nos alejamos del Señor en lugar de caminar en obediencia y fidelidad con Él. El arrepentimiento diario no es solo una regla a seguir, sino un privilegio para practicar. El Señor desea y anhela que cada ser humano llegue a conocerlo y amarlo, y experimente plenitud de gozo en Su presencia (Salmo 16:11).

Dios es santo y justo. Para mantenerse fiel a Su naturaleza, es imposible que ningún pecado entre en Su presencia. Las consecuencias del pecado son la destrucción y la muerte. Pero Él ha provisto una manera para que tengamos vida, incluso en nuestro pecado. A través de la fe en Cristo, aceptamos el regalo misericordioso del perdón de Dios.

Estamos en una batalla espiritual todos los días. Por la gracia de Dios, los que están en Jesucristo pueden pelear del lado victorioso del Señor por todas las cosas buenas, mientras que el diablo y su ejército atacan, roban y destruyen. Podemos participar en esta batalla y mantenernos firmes en nuestra fe confiando en cada bendición espiritual en los lugares celestiales disponibles para nosotras en Cristo (Efesios 1:3).

No olvides ni ignores esta batalla. Es la batalla de la vida y la muerte. Es posible que no veamos las consecuencias de inmediato y, con suerte, nunca veremos las horrendas escenas descritas en Lamentaciones 2, pero debemos estar alerta, listas para resistir al diablo y al pecado de la carne, permanecer firmes en nuestra fe y caminar humildemente con nuestro Dios.

No estás sola en esto. Mantente fiel, camina en obediencia y recuerda lo que sabes que es verdadero, sin importar tus circunstancias. Arrepiéntete diariamente, ama profundamente a Dios y mantente arraigada en Su Palabra.