Confiando en Dios a Pesar del SufrimientoMuestra

Lectura: Salmos 22

DEVOCIONAL: Salmos 22:19

Mas tú, Señor, ¡no te alejes! Fortaleza mía, ¡apresúrate a socorrerme!

Nuestro verso DEVOCIONAL de hoy es una poderosa proclamación en medio de un Salmo que puede ser difícil de leer. ¡Tanta injusticia está sucediendo, tantos problemas y sufrimientos! Sin embargo, el salmista proclama: “Pero tú, oh Señor…” Él confía en el Señor para su fortaleza y espera que Dios lo ayude.

Las primeras palabras de este Salmo nos recuerdan la angustia por la que pasó nuestro Señor y Salvador Jesucristo cuando fue crucificado. Usó las palabras de David del Salmo 22 y clamó: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”. (Mateo 27:46). Es un gran privilegio tener los Salmos registrados en la Biblia para que podamos leerlos libremente y usarlos hoy en nuestro propio lamento y sufrimiento, sabiendo que Jesús estaba pensando en estas mismas palabras en los momentos previos a Su muerte.

Hay fuerza, y ciertamente fe, en proclamar lo que no vemos ni sentimos, pero sabemos que es verdad. Hebreos 11:1 describe la fe como “estando seguros de lo que esperamos, estando convencidos de lo que no vemos”. Como pueblo de Dios, santo y muy amado, necesitamos tener fe en medio de las pruebas y el sufrimiento para recordar quién es Dios y proclamarlo. Necesitamos hablarlo sobre nuestra propia alma cansada y abatida, así como proclamarlo a quienes nos rodean, incluidos nuestros seres queridos, familia, amigos y la comunidad.

Cuando las personas que nos rodean nos vean pasar por momentos de gran dolor y sufrimiento y vean que no somos aplastadas (2 Corintios 4:8-10), quizás Dios usará nuestra vida y fe como un ejemplo para ellos, atrayendolos hacia Él con el deseo de conocer la fuente de nuestra fuerza.

Que seamos mujeres que permanezcan fieles y esperanzadas incluso en las circunstancias más difíciles. Que siempre recordemos a nuestro precioso Salvador en la cruz, quien recurrió a los Salmos en busca de consuelo en medio del dolor y la agonía más insoportables. Que sigamos Su ejemplo y recurramos a la Palabra de Dios en nuestro propio dolor, sufrimiento y cuestionamiento.