La Alegría – Descubriendo La Alegría en Medio Del DolorMuestra

Alegría que nos hace saltar

¿Alguna vez has notado los efectos físicos de la alegría cuando se apodera de una persona? Los asistentes a conciertos, los niños que abren un regalo y los atletas que ganan campeonatos tienen lo mismo en común: sus pies se levantan del suelo.

Un gozo abrumador es difícil de contener en nuestros cuerpos humanos, y este es el tipo de alegría de la que leemos en la historia de la Navidad.

Elisabet entra en escena cuando María, su prima, la visita pocos días después de su conversación con el ángel Gabriel. En una cultura donde el factor más definitorio del estatus de una mujer en la sociedad es tener hijos y criarlos, Elisabet es estéril. Por eso, Elisabet, al igual que María, conoce bien el peso de la vergüenza. Elisabet y su esposo, un sacerdote y líder dentro de su comunidad, son ya ancianos y han sufrido muchos años de desilusión y desgracia.

Hasta este momento...

Seis meses antes de la visita de María, Dios había realizado otro milagro cuando abrió el vientre de Elisabet. Ahora, aparece María, y en el momento cuando Elisabet escucha la voz de su prima, ¡es llena del Espíritu Santo! El Espíritu de Dios instantáneamente le da una comprensión sobrenatural de la situación. María está encinta, y el bebé en su vientre es prometido y largamente esperado Mesías.

Elisabet no puede contenerse. Enseguida de la sensibilidad de Elisabet al Espíritu de Dios, ¡el bebé que lleva en su vientre salta dentro de ella! Elisabet estalla en un alegre saludo y confirma con sus palabras lo que el ángel había dicho.

Tan pronto como llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de alegría la criatura que llevo en el vientre.

Una vida de infertilidad quizá agotó el tanque emocional de Elisabet. Sin embargo, todos los sentimientos de fracaso, agotamiento y vergüenza no pudieron competir con la alegría que la abrumó ese día. Jesús trae una alegría sin igual cuando aparece. Es una alegría tan profunda que ahoga el dolor, tan profunda que desbarata las mentiras que creemos sobre nosotros mismos, y tan abrumadora que nos hace saltar.

Reflexión:
¿El dolor de una experiencia pasada está eclipsando mi gozo en Cristo?

Oración:
Jesús, en ti encuentro las respuestas a todas mis preguntas y la satisfacción de todas mis necesidades. Veo cómo tu sola presencia le dio una alegría sobrenatural a Elisabet y al niño que llevaba dentro. Ayúdame a experimentar tu alegría al mirarte a Ti en lugar de mis circunstancias.