La Alegría – Descubriendo La Alegría en Medio Del DolorMuestra

Definición de la alegría: una promesa personal

La carta de aceptación de la universidad de nuestros sueños, una oferta de empleo que hemos esperado o el deleite del día de nuestra boda: estas son a menudo nuestras definiciones de alegría.

El Antiguo Testamento contiene promesas llenas de gozo acerca del Mesías, quien vendría a restaurar la relación entre Dios y su creación. Liberaría a los cautivos, sanaría a los enfermos y haría nuevas todas las cosas. Por medio de estas profecías, Dios pretendía animar a su pueblo y darle esperanza para soportar las dificultades de la vida.

El pueblo de Dios transmitió fielmente estas profecías a sus hijos a través de generaciones. Debían recordar los actos de liberación de Dios y creer las promesas de salvación con la confianza de que un día se cumpliría cada una de ellas.

Como se registra en Lucas 1, Gabriel se le apareció a María cientos de años después de que se proclamaran estas profecías. Después de escuchar su mensaje, María viajó para visitar a su prima Elisabet. Al ver a María, Elisabet la saludó con gozo y alegría, y reconoció de inmediato que María llevaba consigo al Mesías tan esperado.

Maravillada por este saludo, María no pudo contener su propio gozo y alegría. Y estalló en un canto de alabanza y agradecimiento a Dios. Su canto es una celebración del Mesías, el Salvador que ha venido a rescatar a su pueblo. Es una declaración de que Dios cumple sus promesas y muestra misericordia a todos los que le temen. Su canción revela algo más profundo.

Porque el Poderoso ha hecho grandes cosas por MÍ. ¡Santo es su nombre!

¿Captaste eso? Un pequeño detalle que fácilmente podría pasar desapercibido. María expresa deleite por el cumplimiento de la promesa de Dios a su pueblo, pero va un paso más allá. ¡Reclama la promesa cósmica que Dios le hizo a su pueblo como una promesa personal para ella!

Cuando el interruptor cambia y caemos en cuenta de que las promesas de Dios para el mundo son en realidad para nosotros, se arraiga la verdadera alegría en nuestros corazones. Es un gozo lo suficientemente grande como para atravesar la historia humana, pero a la vez lo suficientemente íntimo como para coincidir con nuestras circunstancias únicas.

Reflexión:
María se arriesgó a enfrentar el estigma social y la vergüenza pública, pero estas cosas no pudieron eclipsar la alegría que había experimentado. ¿Hay algo doloroso en mi vida que me impida experimentar el gozo que me pertenece en Cristo?

Oración:
Señor, ayúdame a recibir la salvación que Jesús me ofrece como un don personal, y no como algo general. Llena mi corazón con el gozo de tu salvación que es más fuerte que cualquier dolor que pueda experimentar.