Biblia en Un Año - ÉxodoMuestra

Cuánto anhelaba llegar a esta parte donde Dios despliega Su poder con total seguridad de quien es Él y nosotros absorbemos Su potencia y gloria.

Mi pisada es fuerte para asegurar que al dedillo me trasladé en mi imaginación al momento cumbre de la liberación que Israel tuvo de su opresor Egipto.

¡Qué espectacular desborde de poder!

¿Sabías que la travesía en seco por este mar, representa para los profetas, lo que la resurrección para los escritores del Nuevo Testamento?

Ambos son mencionados reiteradamente como la mano milagrosa de Dios ante los acontecimientos más poderosos.

Así que Moisés, ante este respaldo de Dios para que su vara de autoridad abriera y cerrara el mar, por lógica, culmina este momento en una alabanza, con danza y panderos.

¿Habrá otra forma de alabar a Dios por sus milagros?

No lo creo. No creo en pañuelos que alaban lo que la libertad de la esclavitud pueda representar.

Mi sentir pentecostal y mi alma liberada me hacen cantar la misma canción que Dios inspiró a Moisés componerle y que a lo largo de los años sigue siendo una de mis favoritas:

“Cantaré yo al Señor por siempre, Su diestra es todo poder. Ha echado a la mar, quien nos perseguía, jinete y caballo, echó a la mar….cantaré yo al Señor siempre”

¿Vas al mismo ritmo que yo? Estoy segura que sí.

¿En algún momento de tu vida, en la emoción del momento, has sido autor de una alabanza al Señor? Si tu respuesta es no, ahora pregunto: ¿alguna vez lo has intentado?

Nos introducimos en el mismo Espíritu que movió a este libertador a unir a toda una nación a cantar.

Si has llegado al punto donde tu vida es muy parecida a deslizarse cuesta abajo, aún es tiempo de detenerte.

Dios no le dio a Su pueblo la experiencia del desierto simplemente para que viviera y muriera después.

Esto sirve para nuestra enseñanza:

Así como Dios nos sacó de la esclavitud, de la misma manera nos puede colocar en el cielo terrenal.

Oración:

¿Quién como Tú magnífico en Santidad?

¡Terrible en maravillosas hazañas, hacedor de prodigios!

Has extendido Tu diestra y nos has conducido con Tu misericordia y nos has llevado con poder.

¡Por ello lo oirán los pueblos y temblarán, amén!