Biblia en Un Año - ÉxodoMuestra

Sí, lo reconozco, no me gusta la mentira.

No se trata por un asunto de santidad (aun cuando debiera ser por esto) se trata del respeto que al prójimo se le debe tener de conocer la verdad (cualquiera que ésta sea) para que decida acorde a los hechos, aparte creo en el respeto de saber que el prójimo es lo suficientemente inteligente para no creer falsedades. Dicho sencillamente.

Este es uno de los mandamientos que Dios dejó establecidos y cada vez que el Señor nos dice algo dos veces, debemos ponerle atención a lo que está diciendo.

Pasar gran tiempo con una persona o con algo nos lleva a establecer una relación emocional fuerte con ellos y cuando son removidos. nuestra alma desea permanecer ahí, en esa relación, porque los sentimientos que se han creado son tan fuertes que pueden causar dolor y angustia ante la separación o pérdida.

Ahí aprendemos no sólo a hablar mentira sino a escucharla, lamentablemente.

Debemos entender con el corazón que la muerte y el divorcio no son las únicas pérdidas devastadoras que las personas enfrentan; y que estas situaciones no deben ser lo suficientemente poderosas para permitirnos ser oprimidos emocional ni mentalmente y que hay un enemigo llamado el padre de mentira, que busca desesperadamente a quien devorar.

Por ello Dios establece claramente:

“De palabra de mentira te alejarás” (la que escuches y la que brote de tu interior)

Me aterroriza saber que las últimas palabras que Dios pronunció en el Antiguo Testamento por medio del profeta Malaquías fueron:

“no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición”.

Dios avisó una maldición si los corazones no cambiaban, esto me resulta por demás aterrorizante ya que aún continuamos, después de muchos meses, en una nefasta pandemia.

Tiempo de arrodillarnos arrepentidos por acciones negativas realizadas.

Oración:

Padre: En el nombre de tu Hijo vengo a solicitar tu perdón ante las fallas cometidas; creo que todo aquello, grande o pequeño que no te agrade me puede apartar de Tu bien así como de la bendiciones otorgadas. Deseo escuchar Tu voz para conocer mi destino porque es mi anhelo obedecerte. Amén.