Eres ReyMuestra

La posición del hijo de Dios

Tú eres Rey sobre toda circunstancia

Sobre todas mis batallas

El campo de batalla se encuentra en la mente del hombre, allí se libran los encuentros, la imaginación y lo que hemos guardado durante años; estos son algunos de los argumentos que exponemos. Un sin número de respuestas se tejen ante los pensamientos que allí se gestan frente a cualquier circunstancia. De modo que ya tenemos un montaje de producción para actuar mucho antes de que nos ocurra algo. Estamos prevenidos y a la vez confundidos, dudamos ante cualquier giro que dé la situación en cuestión, pero es ahí cuando tomamos una real decisión y rompemos con todo lo que es contrario a la mente que nos fue dada.

Con la renovación de nuestro Espíritu, también hemos renovado la mente, las decisiones son tomadas por él mismo cuando nos gobierna. Solo él puede lograr esta transformación del viejo hombre a un hombre nuevo, nuestros pensamientos equivocados se truncan. Sus pensamientos son más altos y perfectos, nuestra mente ha sido entrenada por muchos años para pensar como piensa el sistema de este mundo que llama a lo bueno malo y a lo malo bueno. Pero ahora que él vive en nosotros, es nuestra decisión morir a nuestras ideas y que Cristo sea quien gobierne nuestra vida incluyendo nuestros pensamientos.

Por donde pasan los hijos del Rey deben dejar una estela de amor y paz, esa paz que sobrepasa todo entendimiento. El Padre ha dado el conocimiento y la sabiduría para que llevemos a cabo su propósito y nos ha equipado de tal manera que podamos asumir la asignación que cada uno tenemos dentro del reino. Somos activos, vivos y dentro del proceso de la causa eterna, no podemos quedarnos a un lado por los problemas, llorando y pidiendo auxilio como si nunca hubiésemos entendido que no se trata de nuestras necesidades, sino que se trata de Cristo y que sea conocido a través de cada uno de los hijos de Dios.

Oremos

Tenemos un Rey victorioso, poderoso que ya libró todas las batallas y nos bendijo con su herencia. Queremos morir al yo, morir a querer ser el centro de todo, morir al orgullo, morir a la desobediencia. Gobierna mi vida, sé mi Señor en todas las áreas. No dejo ninguna cosa para mí, te entrego todo. Te alabo con todo mi ser, no me resisto más a tu amor y tu gracia. Entiendo que como tu hijo todos deben ver en mí a mi Padre. Gracias por tan grande privilegio.