Eres ReyMuestra

Acercarme confiadamente a ti

Vengo a ti, a tus pies

Con mis cargas vengo

Todos hemos pasado por momentos en que todo está de cabeza, todo el panorama se vuelve gris y con pocas probabilidades de solución. Es ahí donde los pensamientos acuden a su respuesta primaria: o rebotan en colchones de piedra o camas elásticas, todo depende de la mente que nos gobierne. Si en un momento cerramos los ojos y vemos las preocupaciones sumadas a otros asuntos pendientes, nos sentimos abrumados y con todo el peso sobre nuestros hombros. Además, parece que es una calle que no tiene salida y de la cual no se puede huir. O simplemente nos apoyamos en la mente que nos gobierna, la mente de Cristo.

¿En quién o en qué está puesta la fe? Las cargas detienen el caminar, hacen difícil el proceso de avanzar, entonces debemos soltarlas y creer en lo que decimos. Hacer viva la Palabra, reconocer en quién hemos creído y actuar en fe. La fe del que todo lo puede vive en nuestros corazones, por lo tanto, su Espíritu Santo está en los hijos de Dios. Al ser sus hijos y herederos sabemos que ya todo está bajo su eterno y misericordioso control.

Dios nos ofrece ser nuestro Padre, nos ofrece ser uno, su poder, amor, paz y gracia son para sus hijos. Como Padre, no nos desampara y podemos estar con él en su presencia gracias a su amado Hijo. Además, conoce nuestra necesidad y debilidades, nada le es oculto. Pero nos anima para que pongamos la mirada en la obra redentora de la cruz. Allí quedó clavado el edicto que nos separaba, hoy no existe más la condenación y muerte. Por esa razón nos podemos acercar a Dios el Padre, con corazones agradecidos sabiendo que él ya hizo efectivo el cheque, que pagó la deuda, ahora somos libres y nada nos separa de él. 

Toda situación queda de lado, ante la gratitud de un verdadero hijo de Dios. Nuestros sentidos están conectados a su grandeza, así es que vemos su justicia manifestarse a favor de los que han sido lavados por la sangre del Señor Jesucristo. 

Oremos

Tu generoso corazón, amado Padre, nos ha brindado más de lo que podríamos esperar. En gratitud te alabaré con mi vida, con mis acciones te exaltaré, te adoraré con mis pensamientos. Por todo esto, confiadamente viviré.