Limpieza profunda: Cómo deshacerse de la vergüenza, las influencias tóxicas y la falta de perdónMuestra

Limpiando profundamente lo imperdonable 

El proceso de limpieza profunda es largo y doloroso. No solamente tienes que ordenar el desorden, sino también tienes que encargarte de la basura oculta que se junta en los zócalos, las esquinas, y los lugares a donde no miras a menudo. En el proceso, empieza a parecer y sentirse más desordenado que cuando empezaste, y estás tentado a alejarte y rendirte. 

El proceso de limpiar profundamente nuestras almas funciona de la misma manera. Es doloroso desempacar una vida de equipaje emocional. Pero si continuamos, encontraremos sanidad.

Una de las cosas más difíciles de purgar es la falta de perdón. Somos tentados a pensar que la falta de perdón nos da poder, cuando en realidad, nos deja como a una víctima. 

Y aún así nos aferramos a nuestra falta de perdón, convencidos de que hacerlo es justo. 

Pero como seguidores de Jesús, no nos enfocamos en lo que es justo. Nos enfocamos en ser fieles. Y 

una de las cosas mas fieles que podemos hacer es ofrecer perdón, especialmente cuando no es merecido. 

Sólo mira como la escritura describe al perdón en estos dos pasajes: 

Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo Efesios 4:31-32 NVI.

Pero ahora abandonen también todo esto: enojo, ira, malicia, calumnia y lenguaje obsceno... Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia, de modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes Colosenses 3:8, 12-13 NVI.

Debemos limpiar profundamente nuestra amargura, ira, y rabia, y reemplazarla con compasión, amabilidad, y humildad. ¿Por qué? Porque se nos ha perdonado mucho. 

No es facil perdonar. Pero cuando seguimos a Jesús, el mismo espiritu que levantó a Cristo de los muertos, vive en nosotros. Y Su espíritu es lo suficientemente fuerta para ayudarnos a perdonar a aquellos que nos han lastimado, aún en las más horrendas formas. 

Entonces, cuando estás luchando para ofrecer perdón, considera esta pregunta: ¿Quieres tener razón, o quieres ser sanado? 

Puedes elegir conservar tu herida, convencido de que guardar el marcador te mantiene adelante. O puedes elegir perdonar de cualquier forma, sabiendo que eres más como tu Padre cuando perdonas a uno de Sus hijos. 

Esta clase de trabajo profundo requiere humildad, honestidad, y compasión para ti y para la otra persona. Y mientras el perdón no es una solución mágica que resolverá todos tus problemas, te ayuda a fijar tus ojos en tu Padre, quien te guía, te ayuda y te alienta en el proceso. 

Ora: Dios, gracias por Tu perdón mediante Jesús. Estoy luchando para perdonar a _______ por ________. Pero sé que el perdón significa libertad, y quiero ser libre. Ayúdame a rendirte mi herida completamente, y a recibir Tu amabilidad, consuelo y compasión. Deseo elegir perdonar a otros hoy y todos los días. Ayúdame a liberar el resentimiento y elegir amabilidad, confiando en ti en todo el proceso. En el nombre de Jesús, amén.