Limpieza profunda: Cómo deshacerse de la vergüenza, las influencias tóxicas y la falta de perdónMuestra
Limpieza profunda de nuestros corazones
Piensa en la sensación que tienes después de limpiar profundamente tu espacio. El desorden se va, las superficies obtienen ese efecto reluciente, brillante, y todo huele fresco y nuevo. Al mirar a tu alrededor, te sientes realizado—como si pudieras respirar de nuevo.
Ahora tenemos shows enteros sobre gente que ordena sus casas, codificando por colores sus despensas, y minimizando sus cosas. Pero mientras que podríamos apresurarnos a deshacernos de nuestros cacharros, ¿qué pasa con el trabajo interno de limpieza profunda de nuestras almas?
Muchos de nosotros cargamos con un bagaje emocional, y nuestro desorden mental puede ser abrumador. Pero en lugar de afrontarlo, a menudo lo ignoramos. Es más fácil seguir moviéndonos, mantenernos ocupados y distraernos con actividades que abordar la verdadera carga mental que llevamos.
Pero al igual que no podemos limpiar nuestra casa metiendo todo en un armario, no podemos meter nuestra basura emocional en un archivo de nuestro cerebro. Si lo hacemos, eventualmente se desborda, lo que a menudo conduce a conflictos relacionales, efectos secundarios físicos y resentimiento.
No tenemos que esperar a estar en nuestro punto de quiebre para evaluar lo que está roto. De hecho, es una práctica muy saludable invitar regularmente al Espíritu Santo a renovar nuestras mentes y limpiar nuestros corazones.
Vemos esta práctica ejemplificada para nosotros en el Salmo 51. David—conocido como un hombre conforme al corazón de Dios—se ha desordenado. A lo grande. Él ha cometido adulterio con Betsabé, y luego trata de encubrirlo permitiendo que su marido sea asesinado.
Él escribe una petición de perdón, y luego hace esta oración:
Crea en mí un corazón limpio, oh Dios. Renueva un espíritu fiel dentro de mí. Salmo 51:10 NTV
David convierte su remordimiento en un verdadero arrepentimiento. No se limita a reprimir sus emociones ni a esconderse en su vergüenza. Se dirige a Dios. Invita al Espíritu Santo a hacer una obra de limpieza en su corazón.
Cada día, tenemos la oportunidad de hacer lo mismo.
Cuando nos invade la culpa, la vergüenza, la amargura, la rabia o la falta de perdón, podemos pedir a Dios que nos dé un corazón limpio. Cuando nos enfrentamos a la tentación, podemos pedirle a Dios que nos purifique. Incluso en un día normal, podemos pedirle a Dios que limpie nuestro corazón y fije nuestros pensamientos en Él.
Es hora de invertir en nuestras almas como invertimos en nuestro espacio.
Es importante notar que la limpieza profunda de nuestras almas no significa solamente arreglar nuestro comportamiento. Es más profundo que eso. La limpieza profunda de nuestras almas comienza por evaluar el estado de nuestros corazones.
En Mateo 23, Jesús se dirige a los fariseos que se preocupan por hacer lo correcto en los pequeños detalles, pero que no encuentran las motivaciones correctas en sus corazones. Sus palabras captan por qué es importante no sólo limpiar la superficie de nuestras vidas, sino permitir que el Espíritu transforme nuestros corazones:
“¡Qué aflicción les espera, maestros de la ley religiosa y fariseos! ¡Hipócritas! ¡Pues se cuidan de limpiar la parte exterior de la taza y del plato, pero ustedes están sucios por dentro, llenos de avaricia y se permiten todo tipo de excesos! ¡Fariseo ciego! Primero lava el interior de la taza y del plato, y entonces el exterior también quedará limpio.” Mateo 23:25-26 NTV
En los próximos días, hablaremos de cómo limpiar profundamente nuestras almas de influencias tóxicas, relaciones y amargura. Pero hoy, tómate un tiempo para hacer una pausa y reflexionar: ¿Qué áreas de mi alma podrían necesitar una limpieza profunda?
Ora: Dios, crea en mí un corazón limpio. Revélame cualquier cosa en mí que te desagrade. Muéstrame todas las áreas en las que pueda necesitar que el Espíritu Santo me limpie, y ayúdame a honrarte con mi forma de vivir. En el nombre de Jesús, amén.
Acerca de este Plan
¿Qué pasa si no tenemos que esperar hasta que estemos en nuestro punto de quiebre para resolver lo que está roto en nuestras vidas? Así como invertimos en la limpieza de nuestros hogares, es tiempo de invitar al Espíritu Santo a limpiar profundamente nuestros corazones. En este Plan bíblico de 7 días, descubriremos cómo soltar el equipaje emocional que nos retiene y nos agobia.
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